El Turismo es uno de los sectores más demonizados por la imparable ola ecologista actual. Los más apocalípticos del cambio climático han acentuado su campaña contra los viajes como uno de los mayores contaminantes. Aerolíneas y cruceros son ya algunas de las industrias más afectadas, que no están sabiendo defenderse.
Para muchos este debate supone una hipocresía, puesto que cada ciudadano en su rutina puede contaminar bastante más que de viaje. Por ejemplo, una mayoría de los que se mueve con su coche a diario, usan autobuses para las excursiones en un destino, por lo que la contaminación por persona es menor en el viaje que en la vida normal.
Otro caso es el de las aerolíneas, donde se aprecia que el grueso de la contaminación por persona se concentra en los vuelos privados, con pocos ocupantes, comparado con los aviones más grandes. Y en los hoteles, el uso de plásticos al por mayor para hoteles vacacionales de por ejemplo 500 personas siempre estará más comprimido que la multitud de envases que cada día se usan en el consumo individual.
Los más concienciados con el ecologismo, que llegan a rechazar emprender un viaje por creerse que contribuyen a contaminar menos, quizás deberían plantearse si no son más nocivos para el medio ambiente con su forma de rutina actual que con la que tienen de viaje, porque en muchos casos se da una situación de hipocresía, con muestras palpables en bastantes de los desplazamientos a Ifema por la cumbre de clima COP 25 de Madrid, donde las grandes empresas y los políticos compiten en campañas de marketing para demostrar a los consumidores a ver quién es más verde.
Lo que no tiene sentido es que en la época actual cada vez que hay un puente o unos pocos días libres cojamos un avión para luego poder decir a los compañeros de trabajo que nos hemos ido unos días a Londres y parezcamos muy guays.
Hay mucha tontería, propiciada por los bajos precios de las low cost.
Cuando éramos pequeños nuestros padres esos días nos llevaban al pueblo, pero ahora si no vas a la riviera francesa, al lago como en Italia o a los mercados navideños alemanes, eres un pringao.
Es así y así nos lo venden las compañías aéreas.
Si pero en hoteles el consumo de agua y electricidad por persona se dispara