No sé si esto del virus está definitivamente en retroceso, pero creo que tal vez vaya siendo hora de analizar algunas enseñanzas que podemos sacar de estos diecisiete meses de crisis.
Obviamente, hay muchas cuestiones que merecerían una revisión profunda pero, desde una visión turística, creo que esta pandemia ha servido sobre todo para poner en evidencia la ausencia casi total de influencia política del sector económico más importante del país.
En España, el conjunto de la empresas turísticas, que dan empleo a once de cada cien trabajadores, no ha contado para nada. Como mucho, se ha sentado a sus representantes en una mesa para que asientan ante lo que oyen, sin que su opinión tuviera la menor posibilidad de influir en los acontecimientos.
No estamos exactamente ante algo que nos tenga que venir de nuevo, pero cuesta mucho tocarlo con las manos, verlo en toda su dimensión, especialmente en estas circunstancias.
Es verdad que el turismo hace ya años, incluso décadas, que no pinta nada en política. Hace unos días, un empresario destacado me recordaba cuando él tenía un papel en la Mesa del Turismo, cuya misión principal era explicarle a los ministros por qué el sector era importante y combatía la idea extendida de que el turismo es un fenómeno natural que va solo y no necesita política alguna. Han pasado los años y nada ha cambiado. Ni con unos, ni especialmente con los otros, este sector es respetado. Como ocurría antes con la cultura o los servicios sociales, el turismo sirve para atender compromisos, si es que Reyes Maroto puede ser considerada tal cosa.
A mí me parece que esta es una excelente ocasión para que los responsables de las diversas áreas del turismo se reúnan y revisen su estrategia: el sector no puede seguir sin peso político, sin ser escuchado, sin contar para nada. Que Francia, Italia o incluso Portugal nos haya desbordado en ayudas al turismo es un indicador de que, desgraciadamente, nuestros empresarios no lo han sabido hacer, no están posicionados donde toca, no tienen voz.
Cuando uno está en esa situación desastrosa, no siempre toda la culpa está en el lado de los políticos. Aquí hay errores históricos, fallos calamitosos, posicionamientos incorrectos, individualismos inconducentes, divisiones innecesarias, ausencia de estrategias. Mientras otros sectores económicos sistemáticamente consiguen hacerse oír –banca, grandes constructoras, laboratorios– el sector líder está siempre fuera de juego.
Este, probablemente, sea un buen momento para cambiar de estrategia, porque nadie dudará del gran fracaso que supone no contar para otra cosa que pagar impuestos.
El turismo sabe que los políticos no apoyan esta actividad, así que cualquier cosa que no favorezca o fortalezca el sector que no se haya hecho ahora no se va a conseguir. El turismo para ellos no está dentro de sus planes de transición y de sacar adelante el país.
España porque no deja entrar los menores de 17 sin vacuna Cúando ni el país de España están vacunados eso retrasa el turismo para las familias que ya sus padres están vacunados
Desde el punto de vista político, e incluso económico, es muy diferente el sector turístico que recibe turistas y por tanto fortalece la balanza de pagos, que el emisor, y por tanto que saca divisas fuera. Es una realidad. Hay muchas empresas cuyo foco es mixto, por ejemplo una aerolínea, si bien en España trae más que saca. En una agencia de viajes es más bien al revés.
Los hoteles sin embargo son 100% negocio receptivo y negocio que se genera en España (los que tienen establecimientos aquí, claro).
Los de siempre, Hidalgo-Globalia-AirEuropa y los Barcelo, han seguido con sus subvenciones y prebendas cobrando de los contribuyentes.
"–banca, grandes constructoras, laboratorios...", añadiría a la lista las eléctricas.
¿Habéis probado con "sobres" o puestos de consejero? Es un lenguaje que, por lo general, los políticos (sean del lado que sean) entienden bien.
Nos hemos venido muy, pero que muy arriba … el sector económico más importante del País, se contradice con la variable, da empleo a once de cada cien, de ser rigurosamente cierto, acreditable y contrastable. Lo que no es menos cierto, es qué tipo de contratación tienen esos once y bajo qué particulares condiciones y singularidades varias que se encaminan a lo precario, temporal y de economía marginal.
El Congreso está desarrollando una Comisión de Lobbies que podría desembocar en un RD Ley que propicie la irrupción de los mismos en las Cámaras de la mano de los representantes políticos democráticamente elegidos para defender los intereses de esos Grupos, supuestamente sin voz, sin propaganda, sin medios y … sin vergüenza.
Será una cuestión de sobres -cómo dicen más arriba- o de sobresueldos y puertas giratorias de corruptelas político-empresariales, ese término tan sobresaliente salido del laboratorio neoliberal que lo define todo … colaboración público privada. Enseñame la pasta.!!!