Una entrevista a Biel Barceló que deja más preguntas que respuestas

Biel Barceló, el nuevo vicepresidente del Gobierno balear, líder de los nacionalistas de Més o, si se prefiere, de los eco-soberanistas, ofreció una entrevista en Diario de Mallorca en la que sobre todo habló de turismo. Era la primera vez que lo hacía en profundidad. Para mí, sus palabras propician dos interpretaciones: si usted es un conservador, si tiene intereses en el sector turístico, si simpatiza con la causa hotelera, tranquilo porque no va a cambiar nada; si usted pretendía el cambio, introducir nuevas dinámicas, reinventar lo que se daba, olvídelo porque esto es más de lo mismo.

Yo leí la entrevista con una pregunta en la cabeza: ¿Qué de lo que dice Barceló no lo podríamos haber oído en boca de un consejero del Partido Popular? La respuesta es todo podría perfectamente haber estado en boca de un consejero del PP porque nada de lo que dijo se distancia un ápice de los tópicos que venimos escuchando en el turismo de España y de Baleares desde hace más de treinta años. Incluso algún consejero conservador lo podría haber dicho con más contundencia.

Tan “más de lo mismo” fue la entrevista a Barceló que el entrevistador en un momento dado le pregunta al vicepresidente qué diferencia hay entre su futura gestión y las que hemos visto, a lo que responde que él sí hará lo que promete. En otro pasaje de la entrevista surge el tema de una hipotética limitación del número de turistas, a lo que el consejero se molesta en reafirmar que sólo había dicho que este era un tema que quizás valdría la pena pensar. Da la impresión de que hay verdadero pavor a que alguien se moleste, a provocar animadversión. Lo más contundente de la entrevista es que Barceló será el consejero del sector, que hará lo que el sector le pida. Si acaso, una diferencia es que en lugar de hacer sólo lo que los hoteleros pidan, hará lo que pidan todos los empresarios del sector –explicación del nombramiento de la directora general. Uno echa en falta muchas cosas en la entrevista del consejero.

El turismo no es un área sólo de quienes están en ese sector; igual que de la calidad de la sanidad no sólo pueden hablar los médicos, o del transporte no sólo deben hablar las compañías aéreas; el turismo es una de las fuentes de riqueza de toda la sociedad balear. Cierto que el turismo conoce cómo opera el sector, pero la estrategia debe ser del conjunto de la sociedad, cierto que nada se puede hacer de espaldas al sector que es lo mismo que decir “de espaldas a la realidad”, pero esto no significa que el turismo deba decidir más del cincuenta por ciento de la economía.

En la entrevista faltaron las preguntas que hace años nos hacemos en Baleares. O, si prefieren, faltaron las respuestas, las soluciones, los planes de acción. ¿Queremos más turistas o queremos turistas que gasten más? ¿Queremos más turistas en verano o queremos más turistas en invierno? ¿Queremos rentabilizar la inversión en infraestructuras obteniendo más ocupación en invierno? ¿Buscamos otras formas de turismo que no sean sólo las tradicionales? ¿Cómo hacemos para que sea más rentable invertir en Baleares que fuera de aquí?

Algunas de las medidas necesarias para reorientar el turismo en beneficio de los ciudadanos van contra los intereses de los gestores del turismo. Por ejemplo: ampliar la temporada a más meses, de lo que se habla interminablemente, en realidad no interesa, porque así ya nos va bien. Es un tema tabú, tanto en medios empresariales como sindicales, tocar este asunto. Si el consejero va a ser el de todos, debería afrontar estas medidas; si va a ser sólo el del sector, estamos listos.

Reposicionar la calidad del producto exige que la gestión en las zonas turísticas cambie radicalmente. No se puede consentir que cada pocos años hagamos grandes gastos que se pierden por mala gestión, descuido o abandono. Esto exige un nuevo modo de operar, que sea financiable y eficaz. ¿Tenemos alguna idea en este sentido?

A mí me pareció tremendamente preocupante que el consjero se declare totalmente a favor de la legalización de los pisos turísticos. ¿Cuántos más turistas anuales van a poder alojarse en Baleares? ¿Cómo se financian las infraestructuras –energía, basuras, agua, carreteras, aeropuertos– para estos viajeros adicionales? ¿Qué empleo van a crear estos turistas adicionales? Hoy esos turistas adicionales que van a pisos turísticos no generan problemas porque Baleares está pasando por un momento dulce en materia de demanda, pero ¿qué ocurrirá cuando esta decaiga? La elasticidad de los precios de los pisos turísticos es mucho mayor que la del alojamiento convencional, con lo que podríamos tener problemas laborales serios. Antes de pronunciarse a favor de esos pisos turísticos, ¿hay alguien que tenga un dato, una cifra que nos sitúe?