SAS, al borde del caos

Este primero de agosto, la primera aerolínea de Escandinavia, Scandinavia Airline System (SAS) va a cumplir 76 años. Lo único que podrá celebrar para esa fecha, si aún sigue operando, es que alguien haya decidido invertir en ella y quedársela. Tal es el desastre económico al que se enfrenta que directamente corre el riesgo de muerte (SAS, ante las pérdidas, se replantea su modelo).

La compañía tradicionalmente era propiedad de Suecia, Dinamarca y Noruega, pero estos últimos han reducido su participación, de manera que prácticamente sólo los dos primeros siguen en su capital (Suecia cierra el grifo y asesta un duro golpe a SAS).

Ahora, con la crisis, SAS ha pedido auxilio a sus accionistas. Pero Suecia le ha contestado que no pondrá ni una corona más. Si acaso, aceptaría convertir la deuda en capital, o sea perderla. Dinamarca, en cambio, acepta invertir. O sea, poner más dinero. Pero con una condición importante que podría suponer un ‘no’ en la práctica: no quiere convertirse en accionista mayoritario, lo que equivale a que SAS tiene que conseguir que otros inversores privados también pongan dinero, lo cual no es fácil con el panorama que tiene por delante.

Todos los partidos políticos de Dinamarca firmaron un acuerdo por el que aceptan condonar las deudas que la aerolínea tiene con el estado e incluso también están dispuestos –a diferencia de Suecia– a poner más dinero. Pero exigen mantenerse como accionista minoritario, lo que supone que los privados han de creer en el proyecto (Un grupo inversor quiere comprar la escandinava SAS).

El ministro de Finanzas danés, Nicolai Wammen, dijo que “con el acuerdo de hoy, el estado está dispuesto a asumir su cuota de responsabilidad para recuperar SAS. Queremos seguir siendo un accionista a largo plazo de SAS”.

A SAS sólo le faltaba el anuncio de los pilotos de iniciar una huelga desde el 29 de este mes, pidiendo más salarios. “Hemos hecho grandes esfuerzos por la compañía y le hemos supuesto grandes ahorros. Pero no podemos permitir ni un día más que SAS siga recortando nuestros salarios que hoy ya son un 30 por ciento inferiores que en el pasado”, señaló Henrik Thyregod, el líder del sindicato de pilotos.

La realidad hoy es que hasta se puede considerar dudoso que la compañía llegue a los 76 años. Básicamente necesita paz sindical, cosa difícil porque los pilotos piden no seguir perdiendo poder salarial, y dinero fresco, que exige hoy que un privado esté dispuesto a asumir el reto, cosa que la situación laboral no hace especialmente atractivo.