El acuerdo entre Escarrer Jr y Rafa Nadal sobre la creación de la cadena Zel ha sido uno de los grandes acontecimientos turísticos recientes, una operación que roza la de los Fluxá con Intercontinental y la de los Riu con la compra de los hoteles de Tui. Los hoteleros mallorquines top, que llevan los negocios en sus genes, dan otra prueba más de su power y de su sentido renovado del business. Están activos, muy vivos (Hito de Meliá: lanza nueva marca hotelera junto a Rafael Nadal).
El parto de Zel es para ser analizado. Téngase en cuenta que la familia Nadal ya tenía presencia en el negocio hotelero desde hacía varios lustros. Empezaron con el hotel de Cozumel (AM Resorts), en el Caribe mexicano, para luego asociarse con Iberostar en Cala Millor, Mallorca. Y entre y entre, negocios de restauración y deportivos con Matutes en todo el mundo. O sea que el mejor deportista español de todos los tiempos ya estaba unido a tres grandes grupos turísticos. Pero la gran operación, la de mayor enjundia, la ha hecho con los Escarrer.
La marca Rafa Nadal vende más que la de Cristiano (Pestana CR7) porque el tenista es tan universal como el futbolista (en Estados Unidos es mucho más conocido) y, encima, el español es más apreciado en lo personal que el portugués. De todo ello era consciente Gabriel Escarrer Jaume, que fue el que dio el primer paso para pergeñar la nueva marca de Meliá con Nadal y su familia, los dos cracks de los dos clanes.
La negociación para Zel se llevó muy en secreto, “made in” Meliá y Nadal Corporation (otras grandes operaciones recientes trascendieron antes de sellarse). Para que se hagan una idea: los periodistas de Mallorca viajaron a la rueda de prensa de Madrid sin saber para qué habían sido convocados. Tampoco los de la capital del Reino conocían el motivo de la convocatoria. Y el impacto mediático que tuvo la noticia fue brutal (miren en Google), tanto aquí como en el resto del mundo.
Dos campeones en sus respectivos campos estos mallorquines universales que no renuncian a su tierra a pesar de los sinsabores que generan los mediocres dirigentes que los gobiernan y que, con sus socios en el puente de mando, hacen más daño del que imaginan los buenitas y los excesivamente pragmáticos. En otro terruño, Escarrer padre tendría una calle y Rafa Nadal una plaza.
Preferente.com Diario para profesionales del Turismo