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EDICIÓN ESPAÑA

Los riesgos de Twitter

Los mensajes en Twitter, si son positivos, pueden ayudar a reforzar la imagen de esa empresa o a aumentar las ventas de una marca; pero si son negativos, se produce el efecto contrario. Controlar toda esa información o dirigirla hacia unos intereses determinados, según recoge La Vanguardia, parece una tarea imposible.

 

Toda la información que un empleado cuelga en las redes sociales y, especialmente en un canal tan inmediato como Twitter, puede tener efectos positivos o negativos sobre la empresa cuando ese trabajador habla de su vida laboral. Y muy pocas empresas han puesto límites a esa información, y mucho menos aleccionado a sus trabajadores sobre lo que interesa o no que se escriba. Ese es un terreno muy pantanoso, pues aleccionar sobre lo que puede escribir o no en las redes sociales podría atentar contra la libertad de expresión, según el citado medio.


Lara Foncillas, responsable del área de nuevas tecnologías del Col·legi d'Advocats de Barcelona, indica que "la inclusión de cláusulas de confidencialidad en los contratos laborales no sólo está permitido, sino que es una práctica habitual". Con esta práctica se evita, por ejemplo, que información sobre un nuevo producto llegue a la competencia. Foncillas también considera ajustado a derecho "incluir cláusulas que digan que hay que respetar las leyes y que impidan, por lo tanto, enviar mensajes denigratorios o injuriosos para la empresa". Pero ir más lejos en ese acotamiento "y prohibir otras prácticas podría chocar con el principio de libertad de expresión", advierte esta diputada del Col·legi d'Advocats de Barcelona.



Una de las funciones del community manager es, precisamente, "la de detectar comentarios negativos y perjudiciales para la empresa, incluidos aquellos que provienen de sus propios empleados", indica Ferran Lalueza, director del grado de Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). 

 

Ferran Lalueza, en declaraciones a La Vanguardia, considera que muchas empresas "forman con esmero a sus portavoces oficiales, pero olvidan que cualquier empleado actúa, en su círculo de influencia, como embajador oficioso de su empresa". Hace unos años ese "olvido" no tenía mayor importancia, pues las críticas de un empleado contra sus jefes o empresa "no trascendían más allá de su entorno".

 

Ahora eso ha cambiado "y los comentarios de un simple empleado pueden ser difundidas de forma tan global o masiva como las declaraciones del presidente de la compañía", alerta Lalueza. "Y, además, la palabras del trabajador siempre son percibidas como más creíbles", añade.


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