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EDICIÓN ESPAÑA

Los sastres del sector turístico

¿Nos afectarán los nuevos cambios políticos acaecidos en nuestro país recientemente? Pues claro que sí. Alguien dijo que las revoluciones las hacen hombres de carne y hueso, no santos, y todas terminan por crear una nueva casta privilegiada.

 

Por mucho que nuestros políticos nos hagan ver lo contrario, con acciones y decisiones de cara a la galería, deberían mirar al pasado y ver lo que se hacía antes para entender el futuro, al igual que Alejandro Magno, que leía a sus ejércitos los antiguos antes de las grandes batallas.

 

Pero ¿qué haremos con los sastres? Sí, no se sorprendan. Los sastres son todos los que se han colado en muchas empresas, los que tijeras en mano se dedican a cortar y recortar nuestras vidas, nuestros sueldos, o simplemente nos mandan al paro, en el caso de que tengamos derecho a él, o simplemente nos quedamos en casa sin él.

 

No todos los empresarios son o tienen un manostijeras como los que menciono. Me gustan las empresas familiares de gran tradición en el Sector, los empresarios que sufren por salir adelante. Estos son un ejemplo a seguir. Hay empresarios de larga tradición en este país y sería injusto menospreciar su labor.

 

Es la era de los sastres con sus tijeras, de los contables, que en algunos casos, jamás fueron acariciados de niños.

 

Estoy preocupado, por qué no decirlo, porque no sé a dónde vamos. Con míseros salarios, así no hay quien pueda. La clase media va desapareciendo y ya ha bajado hasta un diez por ciento. No somos más que marionetas de trapo en manos de los sastres de tijera fácil.

 

La conclusión es que el mañana no está asegurado para nadie, joven o viejo. La sociedad en general está putrefacta porque muchos se están enriqueciendo con sus braceros.

 

¿Qué podemos hacer? No podemos cambiar la dirección del viento, pero podemos ajustar las velas para llegar al destino y, sobre todo, no debemos permitir que los ojos de los demás sean nuestras cárceles y sus pensamientos junto a sus sastres, nuestras jaulas.

 

No es cuestión para mí de quien tiene la razón, lo que importa es lo que está bien.

 

Solo puedo decir que hay que luchar y no perder la esperanza porque la esperanza es como el sol: cuanto más caminamos hacia él, más se proyecta la sombra que muestra la carga que tenemos detrás de nosotros y que arrastramos en la vida.


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