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EDICIÓN ESPAÑA

El azar

El comandante bajaba las escaleras del avión, seguido de su primer oficial y el resto de la tripulación, con la mirada perdida, intentando recordar con precisión lo que había ocurrido, su cara tenía el color de la cera, un pálido extraño de describir. Como un androide se dirigió hasta el transporte que debía llevarlos hasta el hotel, el silencio duró los cuarenta y cinco minutos de trayecto. Mientras, él buscaba la explicación e intentaba repasar lo que había sucedido aquella noche.

 

El huracán Earl había sido su maldito mal sueño o pesadilla, repasaba con la atención de quien ha sufrido una amarga experiencia. Cómo podía evitarlo en un futuro o cómo lo hubiera podido evitar, pero sabía que no podía evitarlo que si estaban todos vivos es porque el azar, es el seudónimo de Dios, cuando no quiere firmar.

 

La aproximación a Punta Cana era rumbo a la pista 27, eran las 18.30 horas locales, el radar le indicaba cumulunimbus en paralelo a la pista, el huracán se desplazaba en sentido Este-Oeste, venía desde San Juan de Puerto Rico y se dirigía hasta Cancún y La Habana, pero no iba a pasar por allí y dejarlo aterrizar normalmente, quería dejarle un pequeño recuerdo de lo malo que puede ser Earl cuando se encabrita.

 

Antes de la aproximación final se alejó, ante tal bienvenida que le aguardaba, 25 millas de la pista y empezó su odisea a 23 millas de la cabecera de pista. A 3.000 pies interceptó el localizador, interceptando la senda de aproximación final, pero de repente perdió el contacto con la pista.

 

El viento se puso soplando de cola entre 15 nudos y rachas de 35 nudos, con una turbulencia extrema, llegando a mínimos decidió frustrar la toma. Dio orden en cabina sin dejar un momento de actuar Go Around Trust y tren de aterrizaje arriba, con flaps on Schedule, en ese momento estaba a 1.200 pies de altura. De repente fue azotado por un viento huracanado de corriente descendente, que no fue detectado por ningún instrumento del avión.

 

Empezó a bajar la aeronave cuando lo tenía en actitud de ascenso, ambos pilotos tiraban de los mandos a la vez y les llegaban hasta el pecho, pero el avión seguía bajando, de los originales 1.200 pies. Veían que su altímetro pasaba por 800 pies, 600 y 500 y justo cuando llegó a los 400 pies y que la velocidad oscilaba entre los 85 nudos y los 315 nudos de este inesperado fenómeno que transcurrió en no más de 40 o 60 segundos el avión empezó a subir de nuevo entre fuertes turbulencias. De cualquier forma él estaba seguro que se estrellaba, cuando ya el avión volvió a alcanzar los 1.200 pies el avión se levantó como un cohete espoleado por la potencia de sus motores, después de haber sido retenido con una mano invisible que además de retenerle lo hundía hacia el suelo, como un niño cuando lanza un juguete al suelo y queda roto en mil pedazos.

 

Lo intentó de nuevo esta vez sin mayores problemas, parece que Earl, consideró que ya lo había hecho sufrir bastante.

 


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    3 Comments
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    ¿Azar?
    10 años

    Desde que alrededor de mediados de los ochenta el Dr, Fujita estudió el accidente de un Tristar afectado por el reventón descendente de un cumulonimbo durante la aproximación, lo que le ocurrió al avión protagonista del artículo deja de ser puro azar para entrar también en el campo de la preparación profesional y las presiones laborales.
    En aviación los accidentes por azar lo dejamos al conocimiento de los periodistas generalistas. Los profesionales del ramo preferimos buscar las causas objetivas para evitarlas en lo sucesivo.
    Ya se sabe. El aleteo de una mariposa en la china puede producir un huracán en Florida. Pues abra que aprender a evitar ese aleteo.

    vincente
    10 años

    Para ¿Azar?, lo de "abra" mola, tú si que sabes comentar.
    Tú eres un "profesional del ramo", se nota, tú sabes afrontar turbulencias. A tí no te habría pasado.

    con vincente
    10 años

    Ya sabes...las prisas, el corrector automático, etc.
    De todos modos tienes razón. Es una falta de ortografía imperdonable.
    ¿A cerca del fondo tienes algo que comentar?

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