La crisis de entrega de aviones por parte de Boeing, cada vez más acuciada y que beneficia a su gran competidor Airbus, tiene como consecuencias una merma en la disponibilidad de aeronaves para el transporte aéreo, parte fundamental de los paquetes turísticos de los turoperadores. Y en el sector de estas empresas de creación de paquetes cunde la ansiedad por intentar hacerse con los consumidores que tuvo la quebrada Thomas Cook.
Los condicionantes en las líneas de producción de los constructores aeronáuticos no permiten proveer al mercado industrial de las compañías aéreas de suficientes aviones nuevos. De ahí que se haya reactivado la búsqueda de unidades aparcadas en aeropuertos –Nevada, Teruel- de naves en desuso que fueron de compañías desaparecidas por quebradas.
Se ha informado mucho y se ha comentado ampliamente la caída en picado de llegadas de turistas a la isla de Fuerteventura desde que este destino perdió la conectividad aérea aportada por aquel gran operador turístico que lucía el nombre y apellido del creador del turismo organizado en grupo. En los mercados emisores hay movimientos acelerados para poder operar con cierta “normalidad” intentando conseguir transporte para hacerse con clientes que no tienen quien les ofrezca viajar a donde desean.
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