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EDICIÓN ESPAÑA

El sin porqué de tantas cosas

Como tantos otros profesionales del sector, soy un viajero frecuente. A veces más de lo que quisiera por temas profesionales y menos por placer personal y familiar. Viajando cualquiera puede observar cosas que le sorprenden. Cuando se viaja a menudo, muchas de esas observaciones se convierten en rutinarias y se olvidan. A mí me sucede así. No obstante, con motivo de un par de largos viajes intercontinentales de ida y vuelta me propuse ir anotando algunas de esas observaciones. Y ahora las transcribo aquí, sin salir del ámbito de temas sectoriales. Aquí van algunas de esas anotaciones, sin orden de prioridad o importancia, que escribo a modo de interrogantes:

 

¿Por qué siguen construyendo aviones equipados con ceniceros cuando, salvo excepciones puntuales que pueda haber, si las hay, no está permitido fumar durante los vuelos?

 

¿Por qué las compañías aéreas que hacen embarcar a los pasajeros en turnos empezando por los de los asientos posteriores no establecen (salvo contadísimas excepciones) doble o triple fila de espera ante los mostradores de verificación de tarjeta de embarque y documento de identidad, con lo que evitarían las situaciones de desorden que se producen día tras día?

 

¿Por qué en los vuelos de compañías que todavía (por suerte) ofrecen prensa gratuita a sus pasajeros, los que van en las primeras filas y que suelen tener que embarcar los últimos se quedan sin diarios?

 

¿Por qué en los aviones de gran capacidad que operan largas distancias las compañías no configuran la clase turista de las naves con más toilettes para evitar las largas colas que suelen formarse en determinados momentos de los vuelos?

 

¿Por qué en esos vuelos de larga duración, sobre todo nocturnos, el personal de cabina no recoge las bandejas de las comidas a medida que los pasajeros van acabando, en vez de esperar largo rato a que todos hayan finalizado y haber repetido (algunos) café o té, con lo cual evitarían incomodidades e incluso escenas a veces cómicas de pasajeros que para poder levantarse hacen equilibrios o solicitan a los vecinos que les aguanten las susodichas bandejas?

 

¿Por qué la mayoría de las compañías aéreas (salvo algunas de bajo coste dentro de Europa) no actúan de modo coherente con los excesos tanto de número de piezas como de dimensiones de equipaje a bordo, de manera que muchas veces paga los platos rotos el pasajero que lleva un solo bulto y de medidas adecuadas si es de los últimos que embarcan?

 

¿Por qué algunas (no todas, por suerte) compañías aéreas permiten y hacen la vista gorda al hecho de que, a cambio de haber pagado un suplemento, ocupen los asientos de filas de emergencia pasajeros obesos o ancianos que claramente se ve que tienen su capacidad física limitada y no cumplen los requisitos personales mínimos establecidos para viajar en esas filas de emergencia?

 

¿Por qué cuando una compañía cambia un avión, por avería, por ejemplo, y el nuevo tiene una configuración distinta del previsto, no reasigna los asientos a los pasajeros afectados con un criterio más ajustado a sus deseos y no de modo caprichoso, aleatorio o en todo caso no explicado a los pasajeros afectados?


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    1 Comment
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    luis
    9 años

    Mmmm ¿este artículo va en serio? ¿le respondo a cada una de esas pregubtas o esperamos que siga haciendo anotaciones en sus venideros viajes?

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