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EDICIÓN ESPAÑA

Made in Japan

En mi juventud “Made in Japan”, además de un famoso LP de Deep Purple, era sinónimo de excelencia, modernidad, tecnología y calidad. En los últimos 25 años Japón ha sufrido un crecimiento económico casi plano que nos ha llevado a pensar en un país y en una economía que ha perdido toda su pujanza. Parece como si lo único que Japón ha aportado al mundo en el último cuarto de siglo es la internacionalización del sushi y el sashimi. Pero de la misma forma que no es cierto que el pescado crudo forme la base de la alimentación en Japón, sino que es un plato de lujo, de “domingo o festivo”, no es menos falso que la economía de Japón no sea relevante. Lo sigue siendo. Y mucho. Tal vez una sólo cifra bastará para hacernos una idea. El Producto Interior Bruto de Japón es un 75% mayor que el de Alemania.

 

Estuve en ILTM en Tokio hace dos semanas. Siempre es un placer volver a Japón, un país de buenos profesionales, de gente extremadamente competente y educada, académicamente y en las formas que, en tantas latitudes, estamos perdiendo, de excelente servicio y de fantásticos productos. Y pude ver, cosa que no me sorprende, la enorme pujanza del turismo emisor internacional. Muchos turistas y un elevado gasto por persona. Una parte, pequeña como siempre que Asia es la región emisora, de esos turistas van a España. Su gasto medio es altísimo, su comportamiento es inmejorable, contribuyen a la desestacionalización de nuestros destinos y les encanta España.

 

¿Qué podemos hacer, pues, para incrementar el número de visitantes de Japón? Como siempre, en primer lugar, vuelos. Japón está peor conectado con España que con ningún otro destino europeo. Los nuevos vuelos directos de Iberia ayudarán sin duda, pero no son suficientes. En segundo lugar, control del delito y del engaño. Control, por ejemplo, de las tristemente célebres en Asia, Ramblas en Barcelona, donde los carteristas actúan a sus anchas. Pero también control del timo en algunos restaurantes y taxis cuando el cliente es oriental. Tercero, atención al detalle en los establecimientos turísticos, algo muy apreciado por el japonés y, finalmente, ayuda con el idioma porque los japoneses, como nosotros, raramente hablan inglés.

 

He leído estos días que en ITB en Berlín, algún gran Tour Operador mostró su enfado con los precios de muchos hoteles de España el próximo verano. Sentí un gran orgullo por nuestros hoteleros, porque sitúen precios donde nuestras infraestructuras y nuestro servicio merecen. Puede que en los próximos años parte de la clientela a la que representan los grandes tour operadores británicos y alemanes se pierda. Que así sea. Pero recuerden, estimados hoteleros, que hay que seguir llenando con clientes alternativos y uno de ellos, por qué no, lo tienen en Extremo Oriente, lo tienen en Japón.


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