La apuesta de Serrahima

He leído con toda atención la entrevista que preferente.com le ha hecho al director general de Globalia, Pedro Serrahima, que tiene su aureola mítica tras el éxito cosechado en Pepephone y otras aventuras empresariales de éxito.

Como lo primero es antes que nada debo escribir y escribo que he saludado en una ocasión (Fitur 2017) a Serrahima y, por lo tanto, no hay ningún elemento extraño que pueda corromper este modesto comentario.

Mi interés exclusivo se centra en la observación de los nuevos tiempos que acompañan a un Grupo que conozco muy bien desde hace más de veinte años.

Serrahima viene precedido por la confianza del consejero delegado después de diversas experiencias empresariales como señalaba antes pero muy especialmente por su visión “moderna” de la empresa y la aplicación de nuevos métodos que vienen implícitos y “sine qua non” a propósito de las implantaciones tecnológicas de nuevo cuño.

En sus declaraciones a este periódico, el director general muestra, antes que nada, una gran sensatez. Se sitúa a partir de ahí en la lógica de las cosas y aún de la naturaleza humana. En síntesis, lo que viene a decir es que hay que conservar lo bueno (que es mucho) y a reformar lo obsoleto. Hasta ahí la cosa es de cajón. ¿Quién no va a estar de acuerdo?

Serrahima sabe que el gurú no que va a fichar lo tiene en la propia casa. No se levanta un grupo de esas dimensiones porque a uno le toca en una tómbola. Detrás se encuentra la intuición, el riesgo y la determinación de sus impulsores primigenios, y en paralelo el esfuerzo de mucha gente que estuvo o está.

Si se puede colegir del nuevo ejecutivo de Globalia una obsesión: la innovación. De ahí que el “Equipo de Transformación”, como él lo denomina, esté orientado básicamente a la Tecnología, al Proceso, y, obviamente, al Cliente. Este último apartado es vital teniendo en cuenta que los servicios aéreos si que están completamente globalizados --valga la redundancia-- y muy especialmente en Europa.

Pedro Serrahima, como el resto de los principales ejecutivos de Globalia, sabe que serán los resultados quienes acrediten su gestión y bien los manden al averno. Y, además, en poco tiempo. Pero es gratificante toparse con un gestor que no viene con la piqueta al hombro por todo proyecto.

La tecnología y sus usos es algo fundamental, claro. Pero antes que eso lo que sustenta todo son las ideas, los proyectos, la imaginación y el talento creativo. Para eso ni Steve Jobs, ni Bill Gates han inventado nada. Se tiene o no se tiene. Punto.

LO DE CARMENA Y LOS HOTELEROS

Creo en la buena voluntad de la primera regidora de Madrid, Manuela Carmena. Esto como primera providencia. Acto seguido habrá que concluir que por lo hecho hasta la fecha en la asignatura de gestión ella y su equipo podemita son un completo desastre. Ni tienen experiencia, ni conocen la realidad turística de la Capital, ni les importa una higa.

El viejo adagio “no es lo mismo predicar que dar trigo” --convertido ya en un cliché al uso-- se puede aplicar aquí en toda su extensión. De modo y manera que la Asociación Empresarial Hotelera de Madrid (AEHM) ha plantado cara al Ayuntamiento capitalino ante la “instrucción” que perjudica a los hoteleros y deja vía libre a las viviendas de alquiler de uso turístico “registradas o sin registrar”. Dicho de otro modo, se penaliza a los hoteleros que tienen sus papeles en regla y pagan sus impuestos y se deja vía libre a los que campan por sus respetos. Esta es la verdad. Y la verdad es siempre la verdad.

No es un tema baladí. Quiero supone que cuando la señora alcaldesa se entere de lo que está sucediendo ocurrirá lo que tantas veces desde que alcanzó el sillón del Palacio de Cibeles tras haberse jubilado en la judicatura: rectificar y dar marcha atrás. Que tampoco es manca.

Eso si le dejan, naturalmente. Que también está por ver.

¡Mare de Deu!