Ver para creer

En círculos restringidos, Ciudadanos ha anunciado que creará un ministerio de Turismo. El sector espera, desde hace años, que alguien en la política española reconozca su peso, su contribución al desarrollo del país, y que eleve el rango del encargado de gestionar el sector.
Por lo tanto, la iniciativa de Ciudadanos merece un voto de confianza. Sin embargo, el sector turístico no debería engañarse: en España, un ministro de Turismo, con la estructura jurídico competencial actual, sería tan poderoso como un florero. Porque en este país, las competencias en turismo están distribuidas entre las diecisiete autonomias, sin que haya mucha coordinación entre las regiones. En algunos casos, como los de Canarias y Baleares, las islas y los municipios también van a su aire, sin coordinarse con la autoridad regional y, por supuesto, ignorantes de lo que diga el Gobierno central.
En realidad, para entender el éxito turístico del país hay que pensar en dos cosas: primero, en el fracaso de otras regiones que, por razones suficientemente conocidas, no son capaces de atraer al visitante y, segundo, porque tenemos un empresariado que no está esperando el aval de los políticos sino que emprende, resuelve problemas, ofrece producto, innova y avanza al margen del caos que vive nuestra política.
El proyecto de Ciudadanos es interesante, pero en la España actual es legítimo dudar de si este partido realmente cree que es necesario un ministerio o si, por el contrario, sus encuestas le dicen que ofreciendo un ministerio de Turismo puede recoger los votos suficientes para llegar al poder. Hemos visto tantas incoherencias en nuestros políticos, incluso en Ciudadanos, que hay que tomarse las promesas con un poco de escepticismo. Ver para creer.