La injusticia de la ecotasa balear

Hace unos días leí un artículo de un economista que explicaba por qué es correcto que el Gobierno de Baleares devuelva a los hoteleros el impuesto que cobra a los turistas por pernoctar en las islas. Decía el economista que los hoteleros pagan una cantidad fija por cada hotel por una presencia de turistas que está estimada. Esta estimación, lógicamente, es bastante inferior a la plena ocupación del establecimiento. Añadía el articulista que si ahora se produce una caída en el número de viajeros, como consecuencia de la crisis de Thomas Cook, es razonable que se les devuelva el dinero porque, de lo contrario, estos hoteleros estarían pagando más impuestos que lo que recaudan de sus clientes.

Efectivamente, este análisis es correcto: los hoteles no pagan estrictamente lo que ingresan de sus clientes sino que abonan al Gobierno una cantidad estimada. Y es cierto que si el hotel se quedara con pocos turistas, estarían pagando más de lo que cobran del viajero.

Ustedes no habrán escuchado jamás a un hotelero quejarse de este modelo de recaudación, seguramente porque están satisfechos con él. Satisfechísimos, podríamos decir. De hecho, las protestas contra la reintroducción de este impuesto fueron mínimas, en voz baja y sin estridencias. La razón principal del silencio es esa, que cada hotel paga una cantidad estimada. Esta estimación no contempla que el hotel esté lleno. Por eso, en muchos, muchísimos momentos del año, el hotelero cobra a los clientes bastante más de lo que ha de ingresar al Gobierno. Y se queda con la diferencia. O sea que, cuando el hotel supera un determinado nivel de ocupación, todo lo que pagan los viajeros se queda en la caja del hotelero.

Sin embargo, ahora, cuando durante unos meses podría llegar a darse el caso de que esa estimación estuviera por encima del número de turistas real, entonces el Gobierno raudamente acude a devolver el impuesto. Es decir: estamos a las maduras, pero no a las duras. Si el hotel está lleno, la diferencia va a la cuenta de resultados del hotel; si, en cambio, por una circunstancia puntual y excepcional, se produce una ocupación inferior a la estimada, entonces el Gobierno les devuelve la diferencia.

Magnífico: fuertes con los débiles, débiles con los fuertes.