Excavando nuestra tumba

En varios destinos turísticos vacacionales de España, los hoteleros están teniendo resultados comerciales bastante buenos, sobre todo si tenemos presente cómo está el resto de la economía española. Las perspectivas para los próximos dos meses son igualmente optimistas. Y, como consecuencia de ello, es de esperar que muchos de estos establecimientos se atrevan a emprender inversiones de modernización aprovechando los meses de invierno. Algunas patronales reconocen que sus asociados van a emprender obras de calado en sus hoteles.

Ahí es donde aparece el principal cuello de botella de nuestra economía: la financiación. La banca no presta dinero, dada su situación interna, o si lo presta lo hace con unas exigencias impropias de situaciones normales. Así, pues, los hoteleros en algunos lugares de España han empezado a exigir a la banca que financie estas operaciones, so pena de agravar aún más la crisis de nuestra economía.

El tema desborda al turismo -y parece que también al Gobierno-, pese a lo cual requiere una urgente solución. España no puede ni plantearse salir de esta crisis si no se logra que el dinero, que es la clave del funcionamiento de la economía, empiece a circular. Y todo esto pasa por la banca (una vez los negocios especulativos alentados por los políticos autonómicos acabaron con las cajas de ahorros). Las interminables e inconducentes discusiones sobre el papel de estas entidades en la financiación del Estado están profundizando la crisis española, de por sí bastante seria.

El turismo y el resto de los sectores que aún tienen posibilidades de ofrecer algún crecimiento en este país requieren que, urgentemente, el Gobierno se plantee fórmulas para la financiación de la economía, para permitir la inversión, para propiciar el crecimiento. Lo contrario simplemente es seguir excavando nuestra propia tumba.