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EDICIÓN ESPAÑA

Opinión

Edifiquemos, pero sostenible

En los últimos meses he venido leyendo que las mejoras en esto de la sostenibilidad van a todo vapor. Más que leerlo, lo he deducido de la publicidad que veo por doquier. Hace poco, el Gobierno de Mallorca inauguró una rotonda que, según la publicidad, es enteramente sostenible. Y un hotelero muy sensible con el entorno, abrió un establecimiento que según lo que publican los medios, es el primero cien por ciento sostenible. En todas las ciudades cualquiera puede ver camiones, autobuses y coches que se declaran como de cero emisiones, igual que varias aerolíneas ya han hecho vuelos con un balance de CO2 cero. O zero, que queda más interesante. Hay cadenas de cafeterías que presentan en sus locales el certificado de que su café es solidario y la explotación de donde se extrae no daña el medio; hay hamburgueserías cuyos camiones dicen no contaminar. Incluso he visto que se ha hecho un viaje de un grupo de agentes y periodistas a un país africano que es el primero enteramente sostenible y, por lo que leí, también solidario, aunque no sé con quién.

Me da la impresión de que estamos llegando al turismo y el transporte que no contamina, que no daña el medio, que es sostenible. Si no es que ya es una realidad. O sea que si todo esto de viajar, hacer hoteles, volar, transportarse, comer, ducharse y hacer deporte desde ahora ya puede ser cien por ciento sostenible como dice la publicidad, lo suyo es construir más de esos hoteles, usar más de esos autobuses, viajar más. Porque si es sostenible, no daña nada, no molesta, es inocuo. Las leyes que limitan el crecimiento deben desaparecer, pues. ¿Por qué vamos a impedir que se edifique lo que no contamina, lo que no daña el medio?

Es decir que el ser humano ha hecho un logro de cuyas consecuencias no nos terminamos de dar cuenta: ahora podemos crecer sin límites porque no hay impacto sobre la naturaleza. Donde había mil personas, digamos, podemos poner cincuenta mil más que, por definición, son sostenibles.

Yo empiezo a sospechar que quizás todo esto sea un poco mentira. Hay una aerolínea a la que han llevado a los tribunales porque su reivindicación de que sus vuelos eran cero emisiones parece que no se ajustaba a la realidad; me cuesta mucho pensar que los autobuses que veo, que tienen motores de combustión, no contaminan; o que no lo haga la fabricación del bus, o de los neumáticos, o de los motores, o el carrozado. No veo que las multinacionales estén por la labor de repartir nada excepto a sus accionistas. Ni me creo que todo esto resista que escarbemos un poco.

Si todo iba a ser tan fácil, si bastaba con que nos aplicáramos un poco, no entiendo por qué los ecologistas se dedicaron tantos años a alarmarnos con sus campañas.

 


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    2 Comments
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    De Traca
    1 año

    Interesantes reflexiones.

    Observateur
    1 año

    Lo único sostenible es el decrecimiento, pero decirlo es políticamente incorrecto y ponerlo en práctica sería un suicidio político. Así que vamos de cabeza al colapso.

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