Canarias: disparate inadmisible

Los datos de lo ocurrido son bien sencillos de entender: por disposición del gobierno canario, todo ciudadano tiene prohibidio entrar en Tenerife debido a la intensidad que ha cogido la epidemia en la isla. Observen que estando la isla desbordada de casos, no se prohíbe que sus ciudadanos salgan sino que los demás entren, como si desde fuera les pudieran llegar más casos, como si el riesgo viniera de fuera. Hasta aquí, siendo todo un tanto extraño, se puede aceptar. Esta noticia, anunciada a bombo y platillo por el gobierno canario, provocó inmediatamente un caos en Gran Bretaña, donde las ventas turísticas para estas navidades, pese a los inconvenientes de las PCRs, estaban en marcha. Cuando estalla la crisis, se aclara lo inaclarable: los turistas quedan exentos de esta prohibición.

¿Los turistas exentos? ¿Es que están inmunes? ¿Es que no son humanos? Prohibir la entrada a Tenerife a todo el mundo menos a los turistas sólo puede tener una razón: que estos dejan dinero. Y eso es una decisión bastante difícil de defender, bastante mercantilista, bastante inaceptable. 

Yo no sé la salud de quién están protegiendo cuando aislan a la isla de Tenerife. Pero sea la que sea, es una vergüenza que los turistas queden exentos. Un turista es una persona como cualquier otra, con los mismos derechos y deberes, que debería ser tratado como los aborígenes. Lo contrario es imposible de defender.

Sin embargo, esto es lo que ocurre con Tenerife: hemos introducido medidas muy estrictas, pero no para los turistas; estos no tienen que cumplir lo que cumplimos los locales. Es como si en las autopistas pusiéramos una velocidad límite pero sólo para nacionales; los otros sí son libres.

El virus nos está causando muchos males, pero el peor es que nos ha mostrado como somos, o como podemos llegar a ser en situación extrema. Todo el mundo es bueno y entrañable mientras las condiciones del entorno no son exigentes, entonces es cuando se demuestran las capacidades. Y lo que la tensión generada por el virus está demostrando es que nuestros políticos están muy, muy poco preparados para dirigir un país. Incluso una autonomía. Ni una comunidad de vecinos. Estamos en manos de lo peorcito de cada casa. Mientras todo va normal, hasta una fregona puede ser consejero, cuando hay problemas, las carencias se hacen evidentes, claman al cielo.