Ahora nos entendemos

El coronavirus me pilló con un montón de billetes de avión comprados para vuelos a varios destinos. Los vuelos europeos, da igual con quién, son fáciles de recomponer –si es que algún día podemos volver a volar–, ,pero las cosas en Latinoamérica son mucho más complicadas.

Por supuesto, de las autoridades españolas no se puede esperar nada porque no existe más que para cobrar los impuestos. En nuestro país cada aerolínea puede hacer lo que quiera que no consta que nuestros gobernantes hagan otra cosa más que tuitear. 

Al principio, mi enfado con las aerolíneas afectadas fue notable porque algunas de ellas me ofrecían un mes para recuperar el viaje. Más tarde me ampliaron el plazo hasta el 31 de diciembre, como si los países afectados estuvieran sometidos a un catarro leve. Es evidente que volar a algunos países es un riesgo en épocas normales, cuanto menos con una catástrofe como la que les está azotando. 

Sin embargo, pasado el tiempo, debo reconocer que hemos llegado a una situación aceptable: me ofrecen viajar cuando yo quiera durante 2021. Ahora nos entendemos.

Soy plenamente consciente de que eso no es lo que dice la Ley, que me reconoce el derecho a la devolución inmediata del importe del viaje, pero también quiero ser razonable y entender que las aerolíneas están ante el abismo y que desean de cualquier manera conservar ese dinero para poder garantizarse el reinicio de las actividades. Supongo que a otros pasajeros la oferta les parecerá mal, pero a mí ya me satisface.

En cualquier caso, hay que recordar que en España, incluso en este país, Air Europa tiene una puerta a la que acudir, pero en muchos países latinoamericanos –y de otros continentes, por supuesto– la autoridad política está en la bancarrota y pedirle ayuda es simplemente un sueño, un brindis al sol. 

Cuando pase todo esto y hagamos balance veremos la magnitud de la catástrofe y comprobaremos que, con toda seguridad, hemos dado un paso enorme hacia atrás.