Wynn y el respeto a la dignidad

Wynn Resorts es una cadena de resorts americana de éxito. Tiene una presencia espectacular en Las Vegas, por ejemplo. Su valor en Bolsa es de unos 2.500 millones de dólares. El nombre de la cadena es el de Steve Wynn, su propietario o, más exactamente, primer accionista. Usted leerá su nombre hoy en muchos medios de comunicación porque está en la picota. O peor.

Wynn se enfrenta a todas las acusaciones posibles como supuesto autor de abusos sexuales a diversas mujeres, principalmente empleadas de su cadena. Este fin de semana abandonó su cargo en la dirección del Partido Republicano, en el que era el responsable de finanzas, debido a las acusaciones.

El viernes, The Wall Street Journal, o sea un medio nada sensacionalista, le acusó de conductas inapropiadas en relación con sus empleadas. Lo que ellas cuentan es bastante peor que ‘inapropiado’, es vergonzoso.

Ya saben que en estos días, Estados Unidos –y en parte también Europa– están siendo sacudidos por la ola de noticias sobre abusos sexuales cometidos por personas con poder respecto de mujeres en situación de dependencia, como en este caso las empleadas del hotelero. El asunto llegó a su máximo en Hollywood y ahora se extiende a otras áreas.

El primer indicador de la gravedad del problema es el hundimiento de la cotización bursátil de la cadena de resorts, (-250 millones de dólares, un diez por ciento de su valor) como consecuencia de las denuncias, indicador de la credibilidad que generan.

Obviamente, el asunto no tiene nada de comercial, pero también leer lo que dice la manicura que ha presentado la primera denuncia ahora seguida por una cascada de acusaciones provoca escalofríos. Nada de esto tiene que ver con el turismo, pero sí con el poder mal empleado por parte de personas irrespetuosas de la dignidad de las personas, da igual que sean o no mujeres.