¿Turismo rural o de masas?

Una de las razones por las que el turismo en España está políticamente tan maltratado es que la prensa nacional lo ignora de forma sistemática. Incluso peor, no es que únicamente lo ignore, sino que para ella el turismo es lo que hacen los periodistas desde el 31 de julio al 31 de agosto, cuando van a pasar su mes de vacaciones fuera de la capital, casi siempre a la casa familiar en el pueblo de origen.

Esta semana, por ejemplo, leo en un periódico de gran importancia nacional que “El turismo rural se consolida como alternativa al de masas”, lo cual es lo mismo que decir que la producción española de bonsáis se consolida como alternativa a la industria automotriz.

La prensa tiene la obligación de conocer de qué habla, explicar al ciudadano qué ocurre y así conseguir que la influencia que reciben los políticos sea consistente con la realidad. Si los 3,2 millones de clientes que ha tenido el turismo rural a lo largo del año son alternativa a los más de 40 millones de viajeros que, con estancias diez veces mayores, ha tenido el país, entonces es que las cosas van mal. Al menos en matemáticas.

El microcosmos de Madrid, que lógicamente influye poderosamente en el Gobierno, debe entender que el turismo no es un fenómeno central, que no es sólo de verano, que no es visible para los ciudadanos de la capital, pero que existe, que lo protagonizan los europeos, que da trabajo al 11 por ciento de la población española y que merece un trato objetivo.