Tui: vender inmuebles para seguir como operador

El virus está siendo especialmente cruel con las empresas físicas, con las que ofrecen servicios a partir de instalaciones reales. Premia, en cambio, a las que operan en Internet que también lo pasan mal, pero en proporciones muy inferiores. Ocurre con el comercio, en donde Amazon se lo lleva todo y ocurre con los viajes, donde por un lado Expedia, Booking o Airbnb soportan pero Tui o sus colegas están laminadas.

En el caso del grupo europeo Tui, las cosas pintan mal. Es una empresa seria, rigurosa, que cuida el servicio y al cliente pero que está perdiendo dinero a raudales. Alemania está inyectándole constantemente, tanto que está a punto de quedarse con la compañía. Lo que nos faltaba: un turoperador del estado.

Tui llevaba unos años en una transición entre la tour operación pura (diseñar, vender y gestionar viajes, con los clásicos paquetes comercializados en agencias de viajes) al alojamiento y los cruceros. Tui, sin abandonar lo tradicional, estaba diversificando urgentemente para convertirse en un proveedor hotelero y de cruceros. Eran las ramas que le daban dinero, las que iban bien. Los hoteles exigen fuertes inversiones, pero en ello estaba.

Ahora llega esta crisis inesperada y necesita liquidez para evitar desaparecer –nada menos--. Entonces su única salida parece ser deshacerse de los hoteles, al fin y al cabo un activo colocable en el mercado. No hay otra.

Si algún futuro a veinte años tenía Tui era reconvertirse en proveedora de alojamiento. Si pierde esta línea, morirá. El negocio de la tour operación pura carece de viabilidad a la larga. Sin hoteles, Tui no tiene sentido. La estrategia tenía su lógica. Por eso Tui ciñe su venta de hoteles al inmueble, para mantenerse como operador.