Renfe, from Catanga

En los países bananeros, las páginas web de las compañías ferroviarias son antediluvianas. ¿Cómo debemos llamar a España, donde la compañía pública –y única– que gestiona sus trenes tiene una página web comparable con la del Congo? ¿O la de Costa Rica?

Ayer Avlo Renfe hizo una promoción propia de Catanga: lanzó diez mil plazas a precios absurdamente bajos –da igual, es dinero público– lo cual colapsó la web. Ya estamos: efectivamente, marca de la casa. ¿Cómo se podía pensar alguien que una oferta así no iba a colapsar la página? 

Cada mes compro billetes de tren en varios países europeos y sólo diría que la web de Trenitalia es un tanto lenta y poco eficiente. Pero el resto, como toca, funcionan como un reloj. Por decencia, por respeto al cliente, por pundonor. Hasta Ryanair ha mejorado, después de años a pedal. Por supuesto, los gestores saben que si lanzan una promoción, la web ha de tener capacidad para asumir la demanda. Si la promoción es disparatada como en este caso, hay que prever el colapso.

Sólo en Catanga, para comprar un billete de tren hay que registrarse antes. ¿Pero quién no ha comprado billetes de tren o de avión en las antípodas sin tener que registrarse, más que si lo desea, si le conviene, si desea tener una relación intensa con esa compañía, si quiere recibir promociones o informaciones? Pero en España hay que registrarse. ¡Oigan, qué hemos avanzado mucho y ya no nos piden que mandemos por Correos una fotocopia del DNI!

No tengo ninguna animadversión a Renfe, por supuesto, pero si ya de por sí su web es impresentable, cuando se lanza una oferta, entonces es simplemente propia de Catanga.

(Eso sí, los billetes este lunes no se agotaron, sino que se “sold out”, porque nosotros no somos de andar por casa.)