¿Qué demonios podemos pedir a Europa?

Leo con interés, incluso con ansiedad, que España está intentando negociar con algunos países europeos la apertura de corredores para que los turistas puedan viajar. Ahora mismo esto sólo le interesa a Canarias, cuya temporada alta empezará en breve.

Es loable que se hagan negociaciones, que se intente abrir la puerta, pero realmente es muy complicado porque la realidad de la enfermedad en nuestro país es vergonzosa. No me pregunten por qué, porque yo no tengo el conocimiento suficiente para responder a esto, pero no es admisible que el mismo país que ya en su momento estuviera entre los líderes en contagios y en mortalidad, vuelva ahora al a misma situación. Y que cinco o seis semanas después de que los casos se hayan disparados, sigamos agravando el problema.

¿Qué razón hay, cultural, social, de densidad de población, de hábitos de vida, hasta de oferta hospitalaria, que explique que nosotros estemos en 263 casos por cien mil habitantes y que Italia esté en apenas 32? No es que está situación sea inadmisible en relación con Italia, es que lo es con todos los países europeos, incluidos aquellos que inequívocamente tienen un sistema sanitario peor que el nuestro.

Yo entiendo que se intente abrir la puerta al turismo, y está bien. ¿Pero qué podemos hacer cuando nos sacan los fríos datos, las cifras que demuestran que estamos fuera del mapa? ¿Cómo podemos explicar que hoy todas las regiones, excepto Asturias, superan los 130 casos por cien mil habitantes? Todas, absolutamente todas. Y además, el emperoamiento es paulatino: vamos cada día agravando nuestra situación. En las últimas semanas hemos pasado de 200 a 238 y ahora a 263 casos por cien mil habitantes.

Realmente, esto debería exigir una reflexión muy seria. No podemos tener turismo si no controlamos estas cifras al nivel de Europa. O, si quieren, al nivel de Rumanía o Bulgaria. Lo demás es patético.