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EDICIÓN ESPAÑA

Norwegian, sin rumbo

Hace un año, cuando Preferente publicó que Norwegian cancelaba sus vuelos entre Mallorca y Barcelona, voluntarioso, el jefe de prensa de la compañía en España se enfadó mucho aduciendo que no era una cancelación tal como la había presentado esta publicación, sino que se trataba de una restructuración del plan de horarios, habitual cada vez que se cambia de temporada.

Hoy, este empleado de Norwegian ha dejado de llamar cada vez que su compañía cambia un plan, probablemente para evitar que la factura telefónica arruine a la compañía. Porque las cancelaciones son tan frecuentes, que es absurdo pretender que es algo normal. Ha ocurrido con los vuelos desde Irlanda, de Barcelona, de Edimburgo y ahora desde Madrid a Miami. O sea, toda la programación de la compañía, tal vez con la excepción de los vuelos desde Escandinavia, varía de día en día.

Esto nos conduce al problema verdadero de Norwegian: la ausencia de una estrategia. Norwegian se ha revelado como una compañía cuya dirección vive dando palos de ciego, pese a que muchos conceptos en los que se basa son viables e interesantes. Es cierto que en el mercado hay muchas empresas sin rumbo, que sobreviven en base a hacer pruebas y errores. Sin embargo, el problema de la aviación es que cada uno de esos proyectos frustrados cuesta un dineral.

Poner una base en Palma, o en Edimburgo, supone un gasto importante: en plantilla, en instalaciones, en intermediarios para la captación del personal, en formación. Son lo que se llaman “gastos de instalación”, que muchas veces se presentaron como la razón de las pérdidas de Norwegian.

Esos gastos son cuantiosos e inevitables para entrar en un mercado, para explorar una ruta. Por ello, todo quien se lance a la aventura, ha de asumir la factura. Lo grave en el caso de Norwegian, es que muchas de estas aventuras podrían ser rentables si hubiera constancia, si se mantuviera el proyecto, si se agotaran los esfuerzos. Y, también, si se es consciente de los umbrales económicos propios que se pueden resistir.

La entrada de Ryanair en Alemania ha sido un caso así: lucha a brazo partido para robar mercado. Años de apuesta, de gastos, esperando un día llegar a buen puerto, que es lo que ocurre hoy. Dinero, paciencia y constancia. Al final, si se es competitivo, hay resultados.

El gran problema de Norwegian, probablmente, sea la inconstancia en sus incursiones comerciales. Es el caso, por ejemplo de la base en Edimburgo: ¿de qué sirve haber estado alli unos pocos años, perdiendo dinero, para terminar largándose? ¿Es que nadie hizo los números correctamente sobre cómo funciona Edimburgo, sobre qué costes hay que soportar?
Encima, Norwegian opera con una urgencia de fondo: la necesidad de obtener ingresos para pagar sus tremendas deudas, que hasta ahora no logra reducir.

¿Entendemos entonces por qué la compañía noruega vive permanentemente en la inestabilidad? Pues porque no tiene una estrategia clara, indudable, que clarifique sus objetivos.


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    1 Comment
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    occupyOakland
    5 años

    santi segurola dijo en programa radio rac1 que norwegian sufrió presiones para que abandonara la ruta BCN-Bilbao que ahora tiene en monopolio vueling.

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