La tormenta perfecta

Los expertos en economía suelen decir que no hay nada más tímido que un millón de dólares. Hacen referencia a que la inversión, apenas ve un follón, escampa. Yo diría que sí hay algo aún más huidizo que el dinero: el turista. Los visitantes admiran y quieren mucho los destinos turísticos a los que viajan pero, no tengan ninguna duda, al menor riesgo, al menor incidente, desaparecen a toda velocidad. Lo hemos visto en mil ocasiones: Túnez, Egipto, Turquía, Barcelona e, incluso, Francia.

En todos estos casos, sin embargo, los incidentes que causaron la huida de los turistas eran pasajeros, efímeros, puntuales. De hecho algunos de estos destinos han recuperado sus mercados, incluso persistiendo el problema de fondo.

El caso mexicano, en cambio, es mucho más complejo, lleno de matices y difícil de analizar. México se acaba de dar de bruces con la huida de su turismo, que ha provocado un problema de gran trascendencia en el país, especialmente en algunas zonas, como la Riviera Maya. Los efectos ya se notan. Por lo pronto, varias cadenas han puesto sus inversiones en cuarentena, a ver qué ocurre, porque la crisis hoy por hoy tiene mucha gravedad.

¿Por qué las cosas van mal en México? Por un conjunto de causas, entre las que hay que contar con la violencia asociada al narcotráfico, algunos gestos del Gobierno nada amistosos con el turismo como el cierre del organismo que promocionaba al país en los mercados internacionales, un aumento de la fiscalidad, la invasión de sargazo (un tipo de algas que lo pone todo hecho un desastre) en las costas de la zona, o la paralización del proyecto de aeropuerto para la ciudad de México. Muchos le llaman “la tormenta perfecta” porque coinciden muchos factores muy serios.

Otras regiones han vivido alguna o algunas de estas situaciones, pero México las vive todas a la vez, con riesgos importantes que han provocado, al menos momentáneamente, una crisis de visitantes y, consecuentemente, un freno rápido en las inversiones.

Seamos realistas: de todo lo que se enumera como causas de esta crisis, sólo hay una que realmente no es controlable o puede arrastrarse en el tiempo. Porque, salvo la violencia del narcotráfico, todo lo demás puede ser o reconducido o corregido con más o menos esfuerzo. Pero la violencia es un asunto al que el turista no se quiere enfrentar y que pone en entredicho al país azteca porque no da la sensación de que el gobierno pueda arreglar. O al menos no en breve.