La dignidad de los residentes en zonas turísticas

Todas las zonas turísticas de todos los países del Mediterráneo necesitan turistas. Y, también, los residentes en los países del centro y del norte de Europa quieren ver el sol, tras casi dos años bajo los cielos habitualmente encapotados de sus países. Todo es perfecto, como lo ha sido siempre, salvo porque este año estos viajes requieren cumplir dos condiciones: proteger las vidas de los turistas y también las de los residentes en las zonas turísticas. Lo segundo, ciertamente, no es un asunto menor, despreciable, por pura dignidad.

Hasta ahora, se viene hablando fundamentalmente de que los países del sur están dispuestos a todo con tal de que lleguen turistas. España copa titulares en Europa diciendo que “estamos desesperados”.

Ahora mismo, el turismo habla de qué les van a exigir en Alemania o en Gran Bretaña cuando regresen, porque es importante que no retornen a sus países con nuestros virus y estropeen su situación. Pero, digo yo, aunque sea por vergüenza torera, ¿no deberíamos mostrar alguna preocupación por que no nos traigan ellos los virus?

Turquía, por ejemplo, dijo ayer que su país estará este verano abierto a los turistas que podrán entrar con una prueba PCR negativa, sin necesidad de explicar si se han vacunado o no. Y les dice que además, no correrán riesgos porque se ha vacunado al personal de los hoteles. En el caso de Túnez, se exige cuarentena a todos los viajeros, excepto si son turistas extranjeros. Bochornoso.

Grecia, que ha gestionado muy bien la epidemia desde el primer momento, tiene vacunadas totalmente más de setenta islas, donde se podrá entrar y salir sin riesgos, pero con pasaporte de vacunación. Es decir: sin riesgo para nadie, lo cual es justo.

¿Y en España? No sabemos qué ocurrirá pero recordamos que en Semana Santa, mientras los españoles no nos podíamos mover entre autonomías, los alemanes –y algunas otras nacionalidades europeas– podían viajar tranquilamente por Baleares, por poner un ejemplo. ¿O es que sus virus no tienen gravedad?

Hay que abrirse al turismo, pero hay que manifestar respeto por los ciudadanos propios. Exigirles la vacunación –para el verano, los ingleses ya estarán prácticamente todos vacunados-- o al menos las mismas pruebas que les pedimos a los compatriotas permitiría salvar nuestra imagen. Queremos al turista, pero tenemos también dignidad.