Irán, una dictadura

Un avión de pasajeros, fundamentalmente lleno de iraníes, se estrelló al salir del aeropuerto de Teherán el pasado miércoles. A los pocos minutos, ya el gobierno iraní dijo que se trataba de un accidente causado por un fallo mecánico. 

Desde entonces y hasta este sábado a primera hora de la mañana, todas las versiones procedentes de Irán descartaban cualquier otra posibilidad. Incluso iban más allá: afirmaban que no pudo nunca haber sido un ataque militar, que no, que era imposible.

Observen ustedes que estas versiones van todas en el mismo sentido pese a que proceden de instituciones e individuos diferentes, desde la comisión de seguridad, a la dirección del aeropuerto, a la policía, a los responsables políticos de la zona, a diferentes ministerios. Todos dicen lo mismo. Compacto, sin matices.

El jueves ya estas versiones empiezan a ser difíciles de aceptar. Pero el viernes prácticamente equivalía a comulgar con ruedas de molino.

No obstante, nadie rompió la unanimidad. Ni siquiera quienes acudieron con los bulldozers a limpiar todo rastro del avión en el terreno. 

El sábado, inesperadamente, todo cambió. 

Obviamente, quien manda en el país, quien tiene el poder de decisión –que no es ninguna de las incontables instituciones que han venido participando en este asunto--, había decidido que la mentira era muy gorda y que no iba a haber forma de controlar aquel escándalo, por lo que decide echar marcha atrás y reconocer que Irán ha metido la pata.

Eso es una dictadura: nadie piensa, nadie se atreve a discrepar, nadie tiene criterio propio, ni siquiera los que dispararon el misil, hasta que el que verdaderamente manda comprende que aquello no va a ir lejos. Pero si el que manda hubiera mantenido que hay que seguir con la mentira, todos los que han disparado el misil, los que han visto que esa era la causa del accidente, los que han recogido los restos del avión, y los que fueran a escuchar las cajas negras o lo que hiciera falta, todos habrían estado alineados con el poder, porque se juegan su continuidad en el cargo como mínimo, su vida como máximo.

No está de más, ahora que mucho estúpido trata a Irán como si fuera un país más, recordar en que consiste una dictadura.