El gran riesgo: perder la propiedad

Si el verano que viene no hay turismo, España corre un gran riesgo: perder la propiedad de una parte importante de su planta hotelero turística, de un sector en el que es líder mundial. Lo que jamás habíamos pensado que pudiera ocurrir está hoy ya sobre la mesa porque incontables fondos de inversiones extranjeros –y algunas cadenas hoteleras– han olido una oportunidad y no piensan dejarla pasar.

España, por supuesto, no se va a quedar sin turismo. Los noreuropeos seguirán buscando el sol y la playa del verano a unas distancias manejables como las que ofrece España. Pero el riesgo verdadero que corremos es que los beneficios de ese turismo, que hoy se quedan en el país, que incluso se convierten en inversiones nacionales en el extranjero –cuyos beneficios revierten en casa--, puedan pasar a manos extranjeras. El verdadero problema es pagar el impacto ambiental, poner la mano de obra y no llevarnos los beneficios. ¡Ya verán qué es negociar un convenio colectivo con un fondo buitre americano!

Hoy, los fondos de inversiones buscan urgentemente empresarios turísticos endeudados para comprar duros a cuatro pesetas. Los precios de las habitaciones están bajos pero siguen cayendo porque el horizonte que nos pintan, nada menos que desde el Gobierno, es negro. Aún más. Otro verano más y a los empresarios les vale la pena vender hoy, cuando aún pueden sacar un precio no demasiado malo.

Este es el verdadero riesgo de España, que nuestros hoteles dejen de ser Sol o Playa y pasen a ser Sun y Beach, con lo que significa. 

Y la cuestión tiene fácil solución: la misma que está aplicando Alemania con su tejido empresarial. Ayudas para que se pueda pasar esta crisis y después, cuando se pueda competir, el que quiera vender que venda y el que quiera comprar que compre.

Pero, como hemos venido viendo, esto seguramente es predicar ante oídos sordos.