Ecologistas contra el virus

Miren: a mí me parece que hay que reducir al máximo los vuelos en aquellos trayectos en los que hay tren competitivo. Creo que no es admisible lo contrario. Creo que es de justicia. Creo que es lo que el planeta demanda.

Pero, sin embargo, pienso que no es aceptable aprovechar que tenemos una epidemia, para intentar imponer una agenda que no viene al caso. Hay que reducir los vuelos pero no porque ahora las compañías están débiles, no porque estén a punto de quebrar.

Este abuso es el que está pretendiendo aplicar el gobierno francés: ha exigido a Air France que le da la ayuda que pide si deja de volar en las líneas aéreas domésticas. Yo estoy de acuerdo con el objetivo final, pero no así, no ahora, no mientras el gobierno blande en su mano el dinero que permita que Air France pueda sobrevivir. Eso se llama chantaje. Lisa y llanamente. Porque ¿va el gobierno a exigirle lo mismo a Easyjet, que no le ha pedido ayudas? ¿Y a Ryanair que además de no haberle pedido dinero, no lo necesita?

En España, hay bastantes ministros que también se mueven con agendas ocultas. No crean que el trato que se le dispensa al turismo es normal. No, están intentando aplicar su agenda, bien conocida, por la puerta de atrás, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid. La actual epidemia es suficientemente atroz por sí misma como para abrir ahora cuanto frente se nos ocurra.

Esto, sin embargo, no es lo mismo que lo que está haciendo Alemania. Alemania no termina de cerrar el acuerdo con Lufthansa porque le exige una participación en el capital del 25 por ciento. Y tiene razón. Si el estado pone dinero en una empresa, que lo ponga como accionista, y cuando las cosas vayan mejor, ya venderá las acciones y al menos el contribuyente recupera parte de lo aportado. Se cumplen dos objetivos: ayudar en estos momentos, hacer que el propietario de Lufthansa sufra también, y después poder recuperar algo de lo que se ha aportado.