“Demasiado grande para caer”

Creo que el tour operador del gobierno soviético se llamaba Intertur. Era el único del país y dependía totalmente del estado. Nunca en Occidente pensamos en llegar a tener algo parecido. Sin embargo, el Covid parece que nos está conduciendo a una situación inimaginable: Tui, el primer turoperador alemán y europeo, está a punto de convertirse en un operador del estado, porque por segunda vez el gobierno de Berlín, comprometido absolutamente con la supervivencia del mayorista de Hannover, ha vuelto a sacar la chequera para ayudarlo.

Nadie duda de que la situación que se está viviendo hoy en el mercado es excepcional. Sin embargo, dicho esto, Europa –que al fin y al cabo es el mismo mercado, dado que comparte fronteras y legislación– tiene incontables empresas que sufren esta excepcionalidad como pueden, sin contar con ayudas estatales. Vaya usted a la agencia de viajes de la esquina de su casa y, seguro, le contarán que no saben cómo llegarán a mañana. Lo mismo ocurre con todos los negocios dependientes del turismo y con sus proveedores. Y ninguno de ellos tiene ayudas.

No estoy diciendo que me parezca mal que Tui sea salvada, pero nunca terminaré de entender por qué ayudamos a una empresa con mil trabajadores y no a mil empresas de un trabajador. ¿Dónde está la diferencia? 

Las políticas subvencionadoras europeas deberían haber sido pactadas entre los países de la Unión y ser aplicadas centralizadamente. Si somos un único mercado, todos deberíamos estar en las mismas condiciones. Pero, es evidente, la frase de “demasiado grande para caer” es una realidad ineludible.