¿Debemos perder la Semana Santa?

Tenemos la vacuna en cantidades suficientes, sabemos con certeza que son eficaces porque se han probado suficientemente, tenemos un sistema sanitario del que nos han dicho que es eficiente y debería estar en condiciones de suministrarla a la población en un tiempo breve, disponemos de los técnicos cualificados y de los soportes tecnológicos adecuados, ¿entonces por qué no podemos hacer que la normalidad se recupere lo antes posible? ¿Por qué hemos de dar por perdida la Semana Santa en materia de turismo, incluso corriendo el riesgo de que el verano sea un fracaso?

Estamos hablando de la economía, pero también de la salud. Porque a más días pasan sin que las personas sean vacunadas, más riesgos hay de enfermedades y muertes. Estamos ahora en torno a los 300 muertos diarios. Un día menos de epidemia son vidas humanas.

La proyección del tiempo necesario para vacunar a la población española habla de dos años, de mantenerse la velocidad anunciada para los próximos meses. ¿Esto es aceptable? ¿Puede este país estar dos años vacunando al ritmo actual?

España recibe su cuota parte de la vacunación que la Unión Europea ha comprado a los laboratorios –tres hasta el momento-- que disponen de vacunas suficientemente contrastadas. Sin embargo, Alemania, que también dispone de las mismas vacunas, ha comprado más por su cuenta, al margen de los mecanismos europeos. Evidentemente, lo que haga Alemania es su problema, pero es interesante preguntarse si a España le vale más la pena correr el riesgo de perder la pre-temporada turística que gastar en más vacunas. Y, naturalmente, si vale la pena perder más vidas que invertir en vacunas.

A estas alturas, todo lo que se hace y se ha hecho con el virus es incomprensible. Pase que al principio no tuviéramos ni idea de a lo que nos enfrentábamos pero diez meses después lo que comprobamos es que la maquinaria para la toma de decisiones está en mal estado, que las cosas no se entienden, que la confusión es amplia.