Covid: hostilidad generalizada en Baleares

Este lunes, el gobierno de Baleares tomó más decisiones sobre la vida en las islas, bajo la situación de Covid. Al parecer, tras cambiar sus propias normas cada semana, estas sí son las normas definitivas que al menos se aplicarán durante los próximos días. Ahora se prohíbe que quien vive en una casa pueda verse con quien vive en otra casa, incluso aunque sean familiares, excepto que haya una situación de emergencia. Por ejemplo, los abuelos no podrán ver a los nietos, quienes sí pueden ir al colegio, verse con los maestros y con niños de decenas de otras familias.

Al mismo tiempo, se cierran todos los bares, cafeterías y gimnasios, pero, sin embargo, el propio gobierno admite que este domingo no se vacunó a nadie en las islas porque era festivo.

El empresariado está multiplicando sus quejas contra estas medidas cada vez menos consistentes. Pero lo más significativo de los acuerdos de ayer fue la reacción social, expresada en las redes, tremendamente más hostil que hasta ahora. El propio gobierno dijo que no tenía manera de hacer cumplir sus propias normas, que se implantan después de una larga lista de disposiciones que tampoco ha sido capaz de hacer cumplir.

La sorpresa adicional es que algunos propietarios de bares y restaurantes han organizado una protesta contra el gobierno, al que acusan de dañarles el negocio. 

Realmente, lo peor para el empresariado no es que se cierren los bares y restaurantes, sino que prácticamente un año después, por la inconsistencia de las medidas, se sigan teniendo que cerrar los comercios sin que se haya controlado la pandemia. En otros países, ciertamente no en Europa, se ha tomado medidas drásticas pero para después conseguir una sensible mejora en la situación.

Aquí, por lo visto, vivimos a medias siempre ya sí acabamos sin economía y sin salud.