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EDICIÓN ESPAÑA

¡Basta de virus!

He venido escribiendo sobre turismo desde los noventa. Como periodista, he vivido las innovaciones del sector con emoción. He publicado cómo un empresario mejoraba su oferta en un producto, cómo otro creaba un segmento desconocido, cómo una tecnología cambiaba una percepción en el público, cómo los clientes modificaban sus comportamientos, cómo los destinos turísticos reconvertían sus productos. He visto y he contado cómo Europa dejó de tener sólo aerolíneas públicas, rígidas y carísimas, por una oferta abierta, agresiva, más popular.

He comprobado cómo los segmentos de población que podían viajar se ampliaban; cómo el Caribe dejó de ser para minorías; cómo hemos conseguido enfrentarnos a toda la competencia que ha aparecido en el Mediterráneo. He narrado la irrupción de Internet que lo puso todo patas arriba.

Recuerdo momentos monótonos, cíclicos, en los que encontrar la noticia era muy difícil. Una variación del cinco por ciento en los mercados provocaba emociones: “¡Qué bomba!”, clamábamos. Fue todo un acontecimiento que un volcán islandés “de nombre impronunciable”, como lo terminamos llamando, paralizara la aviación europea durante dos semanas. ¡Dos semanas! Era lo nunca visto. A final de año se reflejó en las estadísticas: caída del uno, del dos o del tres por ciento en el volumen de negocio. ¡La que puede armar un volcán!

Era la normalidad.

Pero de pronto, en marzo de 2020 entramos en un terreno jamás visto: nunca habíamos escrito noticias tan sorprendentes: Tui, del Gobierno; el turismo cae un 90 por ciento; el paro es brutal, inimaginable, los cierres de empresas jamás los habríamos soñado hace un año; el espacio aérea lleva un año vacío; compañías fantásticas como Easyjet, al borde del caos....

Pero ahora, tras tanto tiempo, estoy hastiado de esta excepcionalidad, de este desastre absoluto. Leía hace un rato cómo algunos técnicos seguían trabajando para mejorar sus marcas haciendo como si todo lo que estamos viviendo no existiera, como si fuera un sueño. Empiezo a convencerme de que estos comportamientos irracionales son necesarios como la única manera de evitar la angustia y la depresión.

Un año de catástrofes, con los titulares que jamás habría soñado es suficiente para mí. No aguanto más este caos, este cambio de referencias. Y mucho menos sabiendo que hay una solución y que está al alcance de la mano, cuando se logren fabricar y repartir a todo el mundo. Ha sido tremendo. Agotador. Pero prefiero informar de cosas menos radicales, menos turbulentas, más controlables. Prefiero la rutina.


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    8 Comments
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    Ya está bien
    3 años

    Parece que poco a poco las aguas vuelven al cauce. Pero el daño ya esta hecho.
    En el futuro cuando se estudie lo ocurrido se preguntaran que como es posible que una sociedad teóricamente letrada ha vuelto a caer en un mileniarismo que ya se ha visto otras veces. Histeria colectiva sideral alimentada en los medios por individuos con capa raída y cencerro en la mano y aplaudida por quienes sacan tajada de ella.
    Y ojo, la tajada a veces es muy fina. Desde las grandes farmacéuticas que se van a forrar, políticos que sacián su ambición de sentirse importantes, periodistas que han encontrado el filón de la noticia que nunca cesa, hasta el funcionario que como cobra igual prefiere el "teletrabajo" o que la gente haga cola en la calle a la intemperie en lugar de tenerla en frente del mostrador viendo la "calidad" del servicio, pensionistas muy preocupados por cuanto les van a pagar pero que les trae al pairo de donde se va a sacar el dinero, mileuristas adscritos a ertes que por un porcentaje muy bajo menos de los que les pagaban se quedan en su casa disponiendo de todo su tiempo o personas que tienen todo el derecho del mundo a asustarse cuando ven una paloma o un caracol.
    Tajadas gordas o finas pero por las que están obligando a quienes sufren las consecuencias de las acciones económicas que se toman.
    Cuarentenas, cierres, restricciones, bozales, persecución policial, etc. Medidas que cada dia se ve mas claramente que no sirven para nada por comparación con los paises donde no se han aplicado y que producen un deterioro no solo en la economía sino también en las cualidades democráticas de la sociedad y hasta en la salud mental de la gente.
    Ya va siendo hora de que sea la gente la que se ocupe un poco de si misma, que ya son mayores, y se levanten restricciones que a veces son tan absurdas como las de un pais al que le rebosa el virus por las orejas y que para combatirlo cree que la solución es prohibir los vuelos de llegada por si llega algún infectado. O sea como pedir sacarina para el café en mitad de una bacanal por el colesterol...
    Y como siempre habrá quien va a hacer uso de su derecho al miedo... pues nada, recordarle que es libre de quedarse en su casa y que nadie ira allí a contagiarle porque la gente tiene cosas mas interesantes que hacer.

    Bien dicho
    3 años
    Reply to  Ya está bien

    Por fin alguien que parece despertar del continúo estupor en el que vivimos. No podría haberlo dicho mejor. Me temo que para cuando la mayoría de la gente se de cuenta de lo que de verdad está pasando, será muy tarde y no habra vuelta atrás...

    FLJ
    3 años
    Reply to  Ya está bien

    ole!

    Tiempos interesantes
    3 años

    Estamos como en la maldición china: ¡quieran los dioses que vivas tiempos interesantes!

    Pues así estamos, de mala noticia en mala noticia. Puede que no sea un desastre tan doloroso y terrorífico como las guerras que vivieron nuestros abuelos (bisabuelos ya para los más jóvenes), pero esta es nuestra catástrofe, nuestra entrada en la Historia. "Yo viví la Covid 19", diremos. "Y cuánto, cuantísimo añoramos entonces la vieja, aburrida, normalidad" añadiremos. Incluso los que no han visto desaparecer su modus vivendi añoran la normalidad. Y para los que vivimos (¿vivíamos?) del turismo... sólo nos queda resistir, confiar y si es preciso, cambiar.

    Aguarras
    3 años

    La cuestión es si España y los españoles que queden en pie después de esta guerra habrán aprendido algo de ella o volverá la burra al trigo. ¿Cambiaremos el rumbo de la nación hacia la productividad, la industria, el medio ambiente y la tecnología o seguiremos echados en la tumbona esperando a que salga el sol?

    HEPA tando
    3 años
    Reply to  Aguarras

    Desde el momento que toda una Presicienta de una Comunidad Uniprovincial pide vacunas para camareros ... no hemos aprendido nada y de enderezar el rumbo, que enderecen los otros que van por el carril equivocado.

    Respuesta fácil con seguridad
    3 años
    Reply to  Aguarras

    No es difícil, por desgracia, afirmar que la opción será la segunda, en este país lo de investigar a largo para generar riqueza posterior no se lleva, es más sencillo especular con terrernos o poner un chiringuito turístico que requiere poca inversión y obtener beneficios a corto. Esto es nuestro país y dudo mucho que estemos preparados y dispuestos a emprender otros caminos. No veo que en general la sociedad se escandalice por la masiva exportación de talentos, por la descapitalización humana que hace años se ve de manera masiva, tampoco veo que a muchísima gente le importe mucho que tengamos uno de los menores porcentajes del mundo desarrollado en ivestigación, eso si recibimos a 80 millones de turistas.

    polleti
    3 años
    Reply to  Aguarras

    Por desgracia me temo que será lo segundo. Es lo que hay y no busquemos más. La brecha entre los países desarrollados que basan su economía en I+D e industria o, simplemente, en diversificar la economía serán los nuevos privilegiados. Mientras tanto, los que aboguen por seguir el mismo rumbo pre-covid, serán los nuevos inquilinos del mundo en vías de desarrollo que irán a remolque de las grandes potencias. Y esto último es lo que le pasará a este país, donde valoramos más a un camarero (con todos mis respetos hacia el sector) que a un ingeniero, personal sanitario o científico. La solución es diversificar. SÍ al "turismo", pero NO al "solo turismo".

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