Una filóloga al frente del Turismo balear

Digan que a estas alturas, y después de todo lo que llevamos visto, da igual porque el turismo hace años que funciona solo. Basta con que los políticos no obstaculicen su operativa --como estamos viendo por todos lados--. Pero ahora en Baleares se va a probar una nueva fórmula, como si estuviéramos ante un equilibrista en el circo. El "más difícil todavía": poner al frente de Turismo a una chica radical catalanista (es la que ha obligado a imponer este idioma como requisito para poder ser médico en Baleares) cuya formación es filóloga y cuya experiencia tiene que ver, cómo no, con la enseñanza pública. Ya habíamos hecho experimentos sorprendentes, pero este se las trae.

No es de extrañar, pues, que incluso la presidenta del Gobierno de Baleares, la socialista Francina Armengol, acostumbrada a tragar sapos de sus extraños socios, se haya mostrado remolona ante la propuesta que le hace su socio de gobierno, los nacionalistas. ¿Propuesta? No, no fue propuesta, fue una orden, como muy bien le explicaron.

La consejería de Turismo de Baleares ha visto cómo toda su cúpula ha caído en pocas semanas. El director de la Agencia de Turismo dimitió por haber contratado al ex-jefe de campaña del partido nacionalista; la directora general de Turismo por unas grabaciones en las que se la ve desvivirse por atender a toda prisa al empresario turístico Bartolomé Cursach, ahora en la cárcel acusado de diversos delitos. Y, finalmente, para acabar su trayectoria, también ha caído el consejero, por viajar 'gratis total' al Caribe, invitado indirectamente por el grupo Globalia.