Esto huele a funerales. El enfermo no da señales de vida. Ahora le quieren amputar la aerolínea porque eso dará 600 millones de euros de energía para lo que quede del enfermo. Pero hay dos problemas: primero, que este enfermo, sin aerolínea está mucho peor porque la aerolínea propia era un valor, una ventaja competitiva.
Lo segundo es que la aerolínea se venderá por 600 millones, pero sólo en este invierno, de octubre a marzo inclusive, Thomas Cook perdió 1.460 millones de euros, más de 1.600 millones de euros.
Seamos justos con el enfermo: estas pérdidas son en buena medida un ajuste contable de resultados extraordinarios. Para el accionista no es menos grave, pero en todo caso, no son pérdidas operativas. Las pérdidas operativas sólo fueron de casi 300 millones de libras, un poco más en euros. O sea, dos inviernos y nos comemos la aerolínea.
Hay un dato más aquí, que es desolador: para cualquier observador, estamos ante otro invierno, otro fracaso. Como habíamos estado ante el invierno 17/18 que fue fatal, como estuvimos ante el verano del 18 que tampoco funcionó. Thomas Cook lleva ya años acumulando pérdidas y no logra reencauzar sus cuentas. Conclusión inevitable en el duro mundo de la gestión: Peter Fankhauser no es capaz. La tarea le desborda. Los accionistas, si no fuera que la compañía ya no vale nada, tendrían que reaccionar.
Vamos, que las cosas pintan de tal manera que yo iría avisando a los familiares y amigos que esto tiene mala pinta. Que miren cómo se organizan ante lo que se viene. Porque parece que se viene. No hay que ser Ernst & Young para sospecharlo.
Para la marca Spies es una tremendo pena.Lo que fue el mejor operadcor en Europa.
Vayan afilando los cuchillos, que se viene un ERE brutal en los Handling de GROUNDFORCE en España.