Promoción de consumo interno

Fitur es un síntoma de que hay cosas en España que no van bien. En un país serio, no se puede permitir el circo en el que se ha convertido la primera feria turística. No se puede aceptar el despilfarro de dinero público en la parte de autobombo que supone para los políticos locales. Si el stand y la promoción pueden tener sentido, la ceremonia del primer día, con la presencia de incontables políticos, haciendo un circo para la prensa local, habitualmente con la asistencia financiada por el propio gobierno que es elogiado, es impresentable.

Hoy en un reportaje, publicamos en Preferente un breve recorrido por las portadas de los periódicos de este jueves y viernes: simplemente, es imposible que los madrileños estuvieran conmovidos por los stands de tantas regiones como nos dicen. No hay ojos para todos. Muchas charlas y conferencias, presentadas en las regiones como una acción promocional estrella, se pronuncian ante el público que ha viajado desde la respectiva región, con un efecto nulo, salvo el consumo interno

. La imagen en casa es “¿véis cómo nuestro presidente de Diputación, de Comunidad Autónoma o alcalde lucha por nosotros?” La realidad es otra: aquello es contar en Madrid lo que se podría haber contado en casa, sin coste alguno. Hay alguna foto en la portada de algún periódico en la que aparece una delegación local viendo su propio vídeo promocional. ¿Pero es que no lo habían visto antes? En otra conferencia, todos los asistentes han venido desde la provincia con el propio político.

Observen que nadie en este país cuestiona este espectáculo que, evidentemente, no guarda relación con los intereses turísticos. Muchas regiones y ciudades acuden a Madrid con un stand pero sin producto; con absoluta ignorancia de qué va aquello, sin plan ni concierto. La evidencia es la presencia del nuevo presidente andaluz que, evidentemente, por razones de antigüedad en el cargo, no sabe nada de cómo va el turismo en su región, pero que sin embargo allí estaba comiendo jamón, brindando con champán y demostrándonos cuánto ama a su región.

Aún más estrambótica es la presencia de los políticos de la oposición. ¿Me quieren decir que hace Susana Díaz o Pablo Casado en Fitur? Ninguno de los dos debería tener acceso hasta el sábado, cuando la feria se abre al público en general dado que ninguno de los dos tiene cargo alguno que justifique su presencia.

Pero aquello es, definitivamente, un escaparate político, alejado totalmente de la realidad y de la promoción. Algún día en este país la sociedad debería preguntarse qué se está haciendo con el dinero público, incluso cuando eso se suponga que sirve para captar turistas.