Por qué el turismo rechaza las PCR

Este jueves, el aeropuerto de Orly, en París, abría un centro permanente de tests de Covid. Son unas instalaciones en las que se harán tests a los viajeros entrantes al país. Son tests de antígenos, muy rápidos y, sobre todo, baratos. Este tipo de tests, decía ayer mismo la dirección de Heathrow, se habrán de mantener incluso un año después de que empieza a desplegarse la vacuna, porque seguirá habiendo muchos pasajeros que tendrán que ser controlados.

Cuando París empieza con estos controles, España introduce también la exigencia de tests para los turistas. Madrid acepta el reclamo de las regiones. En Canarias, que como estará abierta durante el invierno, es quien está más preocupada con esta solución, estuvieron esperando hasta el último momento a que las pruebas fueran de antígenos, porque su coste es manejable. Pero no, el gobierno español exigirá tests PCR y exclusivamente PCR, los cuales son marginalmente más fiables que los de antígenos. Pero tienen un problema muy grave: su precio. Añadir algo más de cien euros por persona y viaje a cada turista es un asunto que los mayoristas descartan: simplemente no pueden permitirse que los viajes se encarezcan así. Y menos si en el mercado hubiera –y Francia será un caso– otros destinos a los que se pueda viajar sin el mismo tipo de tests.

(No estamos ante un asunto menor y Canarias se juega mucho en este invierno.)

Yo, personalmente, no soy un experto. Estoy bastante cansado de las polémicas con todos estos asuntos: primero porque no hacemos nada, después porque no hacemos lo que toca, y estoy seguro de que si hiciéramos... Sin embargo, no está de más escuchar a los demás y recordar que esto de los tests se venía exigiendo desde hace meses y no se aceptaba hasta ahora. Los controles en los vuelos interiores parecían elementales y, ni siquiera hoy, se están aplicando.

Mientras tanto, ayer mismo, los políticos de la Unión Europea siguen diciendo que están comprometidos con homogeneizar las políticas en el continente, para evitar que cada país, que cada región, que cada ciudad y pronto también que cada calle tengan una política diferente.

Así vamos. No hay quien se aclare y, en tanto, la economía se hunde. Si hubiéramos salvado la salud, todavía, pero hoy tenemos la peor situación económica de Europa y encima también los índices más altos de contagios.