Peor que el ‘tercer mundo’

Estar en Europa supone mirarse el ombligo. Parece que, tanto mirarnos en el espejo, nos hemos creído nuestra superioridad. Pero, un análisis mínimamente serio de nuestro entorno nos debería llevar al menos a una reflexión, si no a un acto de rectificación.

Primero: algo no debimos de haber hecho bien cuando en Australia, Nueva Zelanda, Vietnam y Tailandia prácticamente no han tenido muertos por Covid y, en consecuencia, han podido mantener la actividad interior en el país casi normal. De Vietnam se puede decir que tiene un régimen totalitario, pero no es el caso ni en Australia ni en Nueva Zelanda.

Segundo: si esto no fuera suficiente –y quizás pudiera tener alguna explicación técnica–, tenemos la realidad actual del reparto de la vacuna, asunto mucho más sencillo, mucho más comprensible. Israel nos gana abrumadoramente, con el 70 por ciento del país ya protegido y con una caída fulminante de la mortalidad. Pero es que no es sólo Israel: los Emiratos Árabes también nos desbordan. Ustedes dirán que es que son países pequeños, y es verdad. Pero Gran Bretaña, que ya no es tan pequeño, multiplica por diez nuestra vacunación y Estados Unidos, este ya una potencia superpoblada, ha vacunado casi ocho veces más que Europa. 

Tal vez usted esté pensando que tampoco es para tanto, porque todos son países ricos. Sin embargo, Serbia, un país pobre, duplica en vacunaciones a la Europa Comunitaria. Y más desastroso aún: el humilde Chile, un país bien organizado, serio, pero al fin y al cabo de lo que nosotros despectivamente llamamos ‘tercer mundo’, ya había vacunado este sábado a 1.8 millones de habitantes y tenía las vacunas para llegar a los 5.8 millones, que es más de la mitad de la población.

Si tomamos en consideración que España es una potencia para quien el turismo es vital y, por ende, vacunar era trascendental, descubrimos que las cosas, definitivamente, no las estamos haciendo bien.