Paradores: victoria vasca

Publicada la noticia de que la empresa pública Paradores Nacionales, la cadena de hoteles del estado, ha sido objeto de negociación estos días con los nacionalistas vascos, hemos de decir que nadie conoce el verdadero alcance de esas conversaciones entre el gobierno socialista y el gobierno de Vitoria, dirigido por el PNV de Iñigo Urkullu. Sabemos que los segundos apoyan al primero, que le han dado su voto para llegar a Moncloa, que no ponen objeciones a Podemos, que apoyan a Sánchez con el mismo entusiasmo con que apoyaban a Rajoy, pero ignoramos los detalles de lo hablado, incluso después de que la ministra y el portavoz vasco hayan revelado el temario ante la prensa.

Tampoco podemos estar seguros de cuál es la postura de Pedro Sánchez, por mucho que la ministra nos diga lo que quiera, porque todos sabemos que Sánchez es muy flexible, tanto que puede variar de postura varias veces en un lapso de tiempo muy breve.

Tampoco hemos de pensar que los unos o los otros tengan algún tipo de remilgos a la hora de poner asuntos sobre la mesa, incluso aunque contradigan lo que han dicho en el pasado. Esto es cintura. 

Yo en esta negociación sólo tengo una certeza absoluta que es resultado de cuarenta años viendo cómo se mueve el Partido Nacionalista Vasco: si está de acuerdo en algo, sea lo que sea, es que gana. Nunca jamás en la historia, el PNV firmó un acuerdo, por irrelevante que fuera, que no se constituya en el suelo de la siguiente batalla. Nunca ha cedido un milímetro. Nunca ha dado puntada sin hilo. Siempre ha ganado, hasta el punto de que hoy son España sólo porque les sale más a cuenta económicamente que ser un país independiente. 

De modo que si ha habido acuerdo sobre Paradores, los términos serán inevitablemente negativos para la empresa, para Madrid, para el resto de España. Y si no lo fueran, habrán quedado sentadas las bases para que en el siguiente asalto ''como hay precedentes'' acaben con la empresa. 

Cuarenta años avalan esta certeza. No, no me equivoco.