Un estudio llevado a cabo en la isla de Tenerife confirma algo que todos sabíamos, que una parte sustancial de los hoteles de la isla pertenecen a cadenas españolas, en su gran mayoría de origen mallorquín. Nada que sorprenda, porque es de sobras conocido.
El estudio documenta un hecho que es muy relevante en la economía tinerfeña, que una parte importantísima de la planta hotelera insular pertenece a un puñado de empresas de Mallorca. No sé si hay estudios similares en Gran Canaria o en las demás islas del archipiélago, en Cancún y en la Riviera Maya o en Punta Cana y Dominicana, pero me temo que confirmarían lo mismo, décima más, décima menos.
En estos territorios receptores de la inversión, aunque no siempre se dice explícitamente, se apunta entre líneas a que estas empresas son una suerte de colonizadores porque los márgenes de beneficios que obtienen se los llevan a su lugar de origen. Es un punto de vista que, obviamente, tiene su fundamento.
Lo que en cambio no cuadra es que estas mismas empresas, que constituyen un bastión empresarial español de primera entidad, sean criticadas en su Mallorca natal con el argumento de que invierten en otros lugares que no en la propia isla. Es decir: malo si invierto fuera, malo si invierto aquí.
Vamos a ver: si quienes viven en un lugar, como es el caso de Mallorca, critican que sus empresas inviertan en otros lugares y no en la isla, no es razonable que en otro se las cuestione exactamente por lo contrario, por invertir allí. Algo no encaja; es contradictorio.
El absurdo de estos análisis, ciertamente muy emocionales, es que Canarias, como Mallorca, como el Caribe, ofrecen la posibilidad del desarrollo turístico que, si las condiciones son interesantes, alguien va a explotar. Lógicamente, es mucho mejor que esa explotación tenga lugar por empresas y empresarios nuestros que por otros. Nadie parece darse cuenta de que disponer de un sector económico de relevancia mundial como es la hotelería supone un activo de primer orden que nos enriquece; que la competitividad en España se alimenta, también, de lo aprendido, de la lucha, de los márgenes que se adquieren en otras latitudes.
Aquí la lucha no es por qué son empresas españolas las que triunfan sino que esto siempre es más deseable a que sean holandesas, chinas o canadienses quienes exploten este negocio. En ese caso, paradójicamente, no habría habido críticas.
me alegro que sean empresas españolas las que inviertan en canarias pero mejor seria que sea el capital canario el que invierta aqui ,me temo que ese capital canario sepa poco de KNOW HOW,pendientes algunos solo de la subvencion de sus amigos los politicos
Estimado, Fernando
Estimado Fernando, lamentablemente la planta Hotelera en Gran Canaria es opuesta a la de Tenerife, mayoría de complejos multipropiedad de pequeños inversores Gran Canarios, por eso es tan difícil renovar la planta hotelera en Gran Canaria, mucho más que en Tenerife, las cadenas más grandes de Gran Canaria son de empresaurios caciques de la isla.
el poder en canarias lo tinen ,una clase empresarial /construccion mediocre ,tercer mundista conchavada con una clase politica de tercera regional que solo quiere perpetuarse en el poder para su lucro,vedad diputada DORAMAS? Verdad DORAMAS que solo te interesa lo tuyo y los de tus amigos?