La mentira ecologista

“El fuel liberado por los cruceros en Palma (de Mallorca) en un año equivale al vertido del Prestige”. Este fue el titular de una noticia publicada el pasado 14 de agosto en la prensa local de Baleares, resultado de un comunicado publicado por una asociación ecologista, algo sesgado por el periódico.

Un servidor, sin necesidad de extremar el sentido común, considera que el negocio de los cruceros es bastante dañino para el medio ambiente. Necesariamente ha de serlo porque a bordo de cada uno de estos paquebotes pueden llegar a ir hasta cinco mil personas que generan residuos, que necesitan aire acondicionado, que consumen, que son transportados, etcétera. Por lo tanto, por supuesto, los cruceros tienen que tener un impacto ambiental. Incluso, probablemente sea un impacto importante porque son máquinas de unas dimensiones colosales.

Ahora bien, no hay que ser muy espabilado para comprender que ese titular tiene necesariamente que ser falso. Si en Palma se hubiera vertido el equivalente al combustible que vertió el Prestige, debería de haber habido un impacto notable, visible, evidente. 60 mil toneladas de combustible, como vimos en Galicia, no se pueden ocultar, ni disimular. 60 mil toneladas de fuel son muchas toneladas como para que las aguas no estén llenas de esos vertidos, como para que Telecinco no transmita las campanadas de este año desde la bahía de Palma como hiciera con Marín, en la costa de la Muerte gallega.

Salvo que, como resulta de la lectura, no se trate de “fuel liberado” como dice el titular --de lo que cualquiera entiende que es fuel soltado al mar--, sino de fuel “quemado”, que es muy diferente. Primero porque no se quema físicamente en el puerto de Palma, sino durante el trayecto, segundo porque se consume y no necesariamente se puede comparar el vertido con el consumo, y sobre todo porque su impacto es muy diferente.

Este tipo de estupideces simplemente desacreditan a los ecologistas. Cada día decenas de barcos de petróleo parten del Golfo Pérsico para ser consumido. Por supuesto, podríamos decir que el Prestige se está vertiendo por el mundo, pero no es lo mismo que eso ocurra como consumo que como vertidos. No es lo mismo “liberar” fuel como publicó un periódico de Palma que quemarlo, como decía el texto.

El debate sobre el impacto ecológico del turismo es necesario, pero no a partir de tonterías sino de los datos reales. Con eso ya hay suficiente para asustarse como para exagerar y contar películas.