La hotelera sin hoteles, líder mundial

La 'nueva' economía en realidad es la economía de las paradojas. La empresa que dice odiar más la publicidad, Google, es la primera agencia de publicidad del mundo, sin un sólo comercial en nómina; la empresa que tiene más lectores, Facebook, no tiene ni un escritor asalariado; el primer portal de noticias, GoogleNews, no tiene periodistas; el mayor canal de televisión jamás imaginado, Youtube, no tiene ni un camarógrafo, ni tampoco una simple cámara de televisión.

En el turismo ahora empieza a ocurrir lo mismo: la mayor hotelera del mundo, AirBnb, no tiene ni un hotel, ni un triste ladrillo; su nómina se limita a unos pocos informáticos y ningún experto en el negocio. La mayor agencia de viajes, Expedia, sólo tiene informáticos y un call center, como gran concesión.

Ya nos vale adaptarnos urgentemente a la nueva economía, porque su realidad es bien diferente de la que conocíamos. El mejor negocio es el más sorprendente; gana más el que menos invierte, el que menos arriesga. Realmente, para entender la tremenda paradoja de AirBnb, hemos de pensar en negocios tradicionales como los de Melià, de Accor o de Marriott, que llevan toda una vida dedicándose a la hostelería, que están arriesgando barbaridades en edificios, en instalaciones, que gestionan a miles y miles de empleados con la complejidad que ello supone, y que de pronto se han visto desbordados por esta nueva realidad.

Es lo que hay, es la norma de los tiempos de la telemática. Pero no deja de provocar una reflexión. Incluso un gesto de escepticismo. De sorpresa. Y no sólo de los profanos sino también de quienes han estado toda la vida al frente de los hoteles.