El regreso del agente de viajes

Si a usted le pilla un agente de viajes de tres al cuarto, de los que ha habido muchos más que los que quedan, probablemente termine haciendo el viaje a un lugar no demasiado interesante, alojándose en un hotel que deje que desear y volando en una compañía que no le ofrezca ni el mejor precio ni el mejor servicio. En cambio, si usted tiene la fortuna de encontrarse con un agente de viajes que sea realmente profesional, viajará a un destino cuidadosamente escogido, se alojará en un hotel que es lo que usted espera y habrá conseguido una aerolínea en las mejores condiciones. En este segundo caso, ahorrará dinero. Especialmente, muy especialmente, si su viaje es de los complicados, difíciles, y en definitiva, caro.

Cuando había más agencias de viajes que panaderías, era muy frecuente encontrarse con aprendices que arruinaban las vacaciones de sus clientes. Pero ahora esos se han marchado. Cierto que aún queda algún no profesional, pero en la mayor parte de los países occidentales, Internet ha hecho una criba tal que los que quedan son quienes sí pueden ofrecer calidad.

Es por eso que en Estados Unidos ha dejado de hundirse este negocio y que en algunos países de Europa también se aprecia una tendencia a revertir la caída que se arrastra desde hace más de una década.

Esperemos dos cosas: que España también se sume a esta tendencia y, sobre todo, que los agentes de viajes sean capaces de mantener niveles de profesionalidad elevados que preserven la imagen de su actividad.