El miedo es libre

Una parte muy importante de la población está aterrorizada. Simplemente ha suspendido su vida por miedo al virus. Todo lo que está pasando en España, especialmente lo que hacen los políticos, está influido por ese miedo. No es que los políticos tengan miedo sino que no mueven un dedo sin mirar a la sociedad –a los votantes, según su modo de mirarnos– y sólo toman decisiones que nos satisfagan, que tranquilicen nuestra psique colectiva.

Eso y sólo eso explica incontables medidas absurdas y ridículas. La decisión del alcalde de Vigo de hacer de una dirección dos calles peatonales de la ciudad; hacer que un helicóptero sobrevuele las playas de Mallorca comprobando que se respeten las normas; que varios militares dieran las ruedas de prensa de la lucha contra el virus; el mismo uso de las mascarillas de las que nos dijeron que no servían para nada o la decisión de prohibir fumar por la calle son muy dudosa eficacia, pero tranquilizan a una sociedad histérica, muerta de miedo. Algo hay que hacer, piensa la gente. Y ante ello, el político, tan ignorante como usted o como yo, tiene ocurrencias que pone en marcha.

Es verdad que el virus mata, pero ahora mismo está muy por debajo de la siniestralidad en carretera, sin que la gente se niegue a subir a un coche; es cierto que hay gente ingresada en los hospitales, pero muchos que padecen de cáncer han dejado de ir a hacerse los chequeos por miedo al virus aunque, les garantizo, la otra enfermedad es bastante más implacable.

Esta situación, de la que nos somos los únicos afectados –el miedo no es propiedad española–, está llevando a la aviación a la quiebra, porque sin fundamento científico pero con una comprensible lógica indocumentada –instinto, diría yo– muchos creen que un avión debe ser un lugar peligroso.

Como el miedo es libre e incontrolable, como esto está fuera de todo orden, sólo nos queda esperar a la aparición de la vacuna.

Ya verán que al día siguiente de que se empiece a vender la primera vacuna los servidores de las aerolíneas y de las hoteleras van a echar humo. Yo, si fuera usted, reservaría ahora, que además todavía dejan cancelar.