El gran salto de Hipotels

Prácticamente apenas se ha publicitado una de estas noticias que sólo se recordarán retrospectivamente, y si salen bien, que seguramente será el caso: Joan Llull, o si lo prefieren Hipotels, la cadena de hoteles de Cala Millor, en Mallorca, acaba de dar el salto del Atlántico, hasta Quintana Roo, en México. Tras el trabajo de los grandes grupos españoles en la conquista del Caribe, ahora le llega el turno a las cadenas medianas (o, como en el caso de Hipotels, no tan medianas) que se han decidido finalmente a imitar a los grandes y salir por el mundo.

Hipotels, junto con Grupotel, son dos cadenas que eran candidatas obvias a expandirse. La primera, finalmente, se ha puesto en marcha y en ocho meses inaugurará su primer hotel, esta vez en Cancún, sin correr riesgos, con un producto sencillo, con poco más de 300 habitaciones, algo manejable. El grupo estrenará la marca Haven, con la que pretende identificarse en su expansión en América.

La noticia no es una minucia, por más que los medios, en cierta medida acostumbrados a estas aventuras, no le demos importancia. Se trata de un cambio cultural importante para Hipotels, un grupo sólido, bien gestionado, que ha demostrado dominar su mercado local. Se trata de contactar con nuevas formas de hacer las cosas, con nuevas realidades, buscando nuevos clientes para un escenario diferente. Todo un cambio que suele ser ampliamente recompensado con unos márgenes sensiblemente mayores que los de España, con rentabilidades a lo largo de 12 meses al año.

Esperemos que Llull tenga en el Caribe el éxito de, por ejemplo, un Pablo Piñero. Aunque el recorrido por delante es muy grande.