El futuro de las agencias

Evidentemente, los datos son los datos. Discutirlos es una estupidez. Podremos opinar sobre ellos, pero la realidad es la que es. Y es verdad que desde los noventa a hoy en España hemos pasado de tener 4.500 a 9.000 agencias de viajes físicas. Esto es así. Punto (Agencias con la ‘era Internet’: de 4.500 a 9.000 oficinas).

Ahora bien: hay que introducir muchos matices. Entre esas 4.500 agencias que son el punto de partida de esta escalada y las 9.000 de hoy, hubo un momento de mucha más oferta, porque entre el final de los 90 y la crisis de 2008, España vivió una explosión, probablemente descontrolada, de oferta para viajes. En cierta medida se puede decir que en esos años el país se volvió un poco loco.

Por lo tanto, siendo verdad el crecimiento en veinte años, probablemente también sea verdad que ha habido una reducción de oferta en los últimos diez años.

Lo importante, sin embargo, no está en estas grandes estadísticas sino en su análisis. Aquí lo que interesa es que el conjunto del negocio de las agencias ha crecido por un lado y por otro se ha transformado. Ha crecido porque hay más agencias. Pero por otro lado, se ha transformado y eso, naturalmente, es mucho más importante. Hoy las agencias no se dedican a la venta de billetes de avión para ir a Barcelona, Madrid o a las islas. Hoy en las agencias hay personal que entiende de viajes, que saber organizarlos, que asesora. Porque, si no es así, las agencias pueden cerrar. Hoy el cliente es mucho más exigente, preguntándose qué valor le ofrece su agente. Si no hay valor, la competencia online está a un click de distancia.

Esto, naturalmente, es duro para los agentes, pero era necesario. Tener un negocio es ofrecer algo que no sea simplemente la intermediación. Esa intermediación ha de ir acompañada de una asesoría de valor, de una explicación de qué se encontrará el viajero. Y esa información ha de tener la calidad necesaria para que el cliente encuentre que vale la pena pagar ese pequeño plus adicional.

Obviamente, a más complejo, lejano y atípico es el viaje, más necesaria es la agencia; a más ordinario, convencional y conocido es el destino o el producto, menos interesante es la aportación.

Redimensionada y más profesional, la agencia de viajes tiene aún mucho recorrido, como se ha visto en Estados Unidos que, como en muchos otros negocios, va un paso por delante de nosotros.