Al fin, las agencias protestan

Cuando los políticos no representan a los ciudadanos sino a sí mismos, ocurren tonterías como que se apruebe la Directiva de Viajes Combinados, que no ha hecho nada más que complicar la vida a los agentes del sector sin responder a una demanda social.

Mil veces más importante era regular los abusos de las aerolíneas o de los rent-a-car, que han desarrollado prácticas llenas de picaresca, sin que en estos casos se haya hecho nada por parte de la Unión Europea. No hablemos de cómo, estando abiertos todos los mercados europeos, siendo libre la circulación de productos y servicios, nos prohíben comprar un coche nuevo en un país para matricularlo y usarlo en otro, acabando con las políticas de precios de los grandes fabricantes de vehículos (curiosamente, franceses u alemanes en su mayor parte). 

El gran esfuerzo europeo en materia de consumo ha sido meterse con las agencias de viajes y con los tour operadores, probablemente porque son empresas relativamente pequeñas, ignorando a los verdaderamente grandes.

Ahora, tras el desastre que ha ocurrido con esta directiva durante esta pandemia, hasta los tour operadores alemanes han empezado a protestar recogiendo firmas para que se deroguen los aspectos más aberrantes de esta norma que hace recaer todo el peso de los incumplimientos en los intermediarios, protegiendo a los prestatarios finales del servicio.

Yo no soy optimista sobre los resultados de esta protesta porque nada interesa más a Iata que salvar a las aerolíneas, aunque sea a costa de los agentes intermediarios. Pero, al menos, que no quede por los operadores, que deben movilizarse y, por lo que se ve, ahora sí lo están haciendo.

Los españoles, naturalmente, deberían sumarse… si es que les escuece este absurdo, claro.