En España nos tenemos que aclarar: u optamos por un modelo económico en el que cualquiera hace lo que le da la gana en el sector en el que quiera o, por el contrario, escogemos que haya regulaciones, que los participantes en una actividad pasen ciertos controles, que una autoridad ejerza su función.
Desde siempre, por muchos motivos, España se ha inclinado por la regulación. Nosotros no somos liberales. En realidad, bien pocos países lo son. Todo el mundo prefiere tener garantías, lo cual implica controles y regulación. Y en España, también. Por eso, abrir un hotel implica un trámite engorroso, por eso una agencia de viajes tiene su papeleo y ofrece sus garantías. Cada vez que hay una crisis en una agencia, por ejemplo, pedimos más garantías, porque es de justicia que el consumidor sepa que una agencia tiene un aval.
Todo muy bonito, hasta que un banco decide ofrecer viajes baratos a sus clientes, como ha hecho ahora Caixabank, aliada con Booking (Las agencias castigan a los bancos que también venden viajes). De pronto, toda la red de agencias de esta entidad se ponen a vender viajes, compitiendo directamente con los agentes de viajes. Al igual que en otro momento esta y otras cadenas de bancos vendían ollas o libros.
En realidad, todos deberíamos estar a favor de la libertad, por lo que en el fondo todos deberíamos permitir que un banco venda viajes. Pero, obviamente, eso pasa porque todos pudiéramos prestar dinero como los bancos o vender medicinas como las farmacias.
Pero no. Nuestro sistema político tiene garantías y entre ellas está la ordenación de la actividad económica. Por eso es que el enfado de los agentes de viajes contra Caixabank está justificado: se trata de que una alianza con Booking, el monstruo americano, no termine por arruinar el menguante negocio de las agencias, protagonizado por miles de pequeños y medianos empresarios que, creyendo en el sistema legal español, pasaron los pesados trámites burocráticos de las respectivas autonomías para tener los correspondientes permisos.
Es fundamental que tengamos presente esta situación para entender que la competencia está bien, pero el respeto del marco legal también es fundamental.
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vamos a devolver por adelantado y en efectivo todas las hipotecas y prestamos que hemos contratado con ellos. A ver se una empresa no puede promocionar otra por medio de su programa de afiliacion comercial .
No es la primera vez que ocurre. Ya pasó con Bancaja (ahora propiedad de Bankia), ahora ocurre con Consum (Cooperativa Valenciana) y en Francia llevan muchos años vendiendo viajes en Crédit Agricole y otras entidades. También lo intentó Media Markt y no voy a entrar en cuantos Ayuntamientos y funcionarios (con el beneplácito de sus superiores) venden viajes en las propias instalaciones oficiales. Pero en este país no pasa nada. el sector está desunido, fragmentado y las organizaciones empresariales y franquicias, salvo alguna honrosa excepción, están más para velar por sus propios intereses que para unir y defender al sector. Y así nos va.