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EDICIÓN ESPAÑA

TRIBUNA

Europa, la periferia y el euro

Tengo la sensación de estar viviendo un momento extraño, un momento en el que la tradicional frase de amor “más que ayer pero menos que mañana” se puede aplicar al estándar y calidad de vida que disfrutamos.  Es una sensación nueva, que irrumpe como una ola en la sociedad y que pesa como una losa en la prudencia y responsabilidad de las familias y los consumidores.  Ya podemos afirmar sin equivocarnos que sólo lo estrictamente necesario va a tener consumidores. Sólo tendrán compradores aquellos productos de primera necesidad, entre los que, afortunadamente, hemos conseguido colar parte de la oferta turística de la Costa Blanca.

 

Pero el panorama no es menos desolador por ello. La incomprensión y sus demagogos pueden hundir más a este país, más incluso que sus gobiernos y sus decisiones. No reconocer la verdadera realidad y continuar pidiendo lo imposible son el cocktail explosivo para una sociedad que vive un momento gravísimo. No sirve de nada hablar de culpas, despilfarros, excesos y crímenes económicos e intelectuales si esto nos nubla la urgente necesidad de mirar sólo adelante. No nos queda otra alternativa que asumir el sacrificio, esfuerzo, exigencia y consenso  para no repetir esta oscuridad tan históricamente dañina para la sociedad.

 

Todas las manifestaciones y protestas son comprensibles por la denuncia de las barbaridades que se han hecho. Pero no pueden confundirnos con exigencias cuyo cumplimiento es imposible por ahora. Los chorizos y ladrones, de todos los colores políticos, financieros, económicos, etc… deben ser materia de la justicia y de la historia, pero nuestra indignación por sus fechorías no debe enturbiar la visión de presente y futuro de nuestra sociedad.

 

Por ello se hace urgente y más necesario que nunca un pacto de estado político, económico y social y de todas las administraciones. Es algo que desde hace años vengo reclamando desde las diferentes tribunas en las que participo, estando convencido que sin ese consenso nuestra suerte estará echada tanto para esta piel de toro como para el euro como para la Europa como futuro estado de estados y naciones.

 

Sólo un consenso a la alemana nos traería una esperanza necesitada y un urgente y necesario proyecto colectivo en el que trabajar e invertir esfuerzos. Y este consenso debe traer el apoyo de la Unión Europea con políticas de compra de bonos, liquidez para hacer sostenible la prima de riesgo española y el flujo monetario que empiece a circular en la economía real.

 

“Cuan el mal ve de Almansa, a tots alcança” puede ser un símil de aplicación europea. El sacrificio del sur retroalimenta la bonanza del norte y esto tiene fecha de vencimiento para todos. La Unión Europea debe apostar por sus partes, por que si no lo hace, no habrá un todo.


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