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EDICIÓN ESPAÑA

OPINION

Nos disparamos un tiro en el pie

Estos días, TTGItalia, una excelente publicación turística, publicaba un artículo de opinión en el que recordaba con amargura que cada día hay menos Italia en los cielos del país. Hace referencia al cierre reiterado de compañías aéreas que está conduciendo a la práctica desaparición de la bandera nacional del espacio aéreo. Sí, queda Ita, pero nadie se debe engañar de que, en primer lugar es un engendro mantenido por el dinero público y que, en segundo lugar, es mucho menos de lo que fue Alitalia incluso en el peor momento. Recuerda además la larga lista de cierres que viene arrastrando la industria aeronáutica de ese país, culminado con la desaparición reciente de Blue Panorama.

Tiene razón TTGItalia. El análisis tiene un cierto paralelismo con España, con Grecia y con Portugal: los países más renuentes a la liberalización, los que más trabas pusieron a la competencia, están pagando caro su proteccionismo. Impedir que una compañía compita significa crear un monstruo que vive de espaldas a la realidad. Cuando, finalmente, la competencia llega, se las lleva por delante.

El punto de partida de esta situación es que España, Grecia, Portugal e Italia aprobaron en Bruselas las disposiciones que liberalizaban los cielos europeos. Lo hicieron allá por los noventa. Los que lo hicieron ya no están gobernando, pero es lo que aprobaron.

En Gran Bretaña e Irlanda, sobre todo en la primera, desde el primero momento se lo tomaron en serio y permitieron que las compañías nuevas arrasaran con el negocio del corto radio local: British Airways se limitó al largo radio; BMI, Monarch o Flybe terminaron por desaparecer; incontables compañías pequeñas se hundieron (Air Scotland, Flyglobespan, Buzz, Go, entre otras), dejando paso a las más competitivas: Ryanair e Easyjet.

En la Europa continental se aplicó el proteccionismo, de manera que sus compañías no se adaptaron a la nueva realidad. Y eso ha acabado mal. Se han salvado muy pocas compañías, entre ellas dos españolas que se han desenvuelto muy bien una vez que entendieron que no queda más remedio que usar las mismas armas que usa Ryanair: me refiero a Volotea, con una excelente propuesta comercial, y Vueling. En Grecia, Aegean también ha sabido organizar una respuesta seria, adaptada al entorno. En el Reino Unido, Jet2 es un ejemplo de magnífica gestión y capacidad para superar a estos competidores.

Pero muchas aerolíneas, las más protegidas por el estado, como Alitalia o Tap van a acabar mal. Ahora sólo se están arrastrando.

Ante esto caben dos visiones: los liberales, encantados con lo que está pasando, y los proteccionistas, indignados. Los segundos no deberían de olvidar que el acuerdo de liberalización de los cielos europeos fue aprobado por nuestros gobiernos mientras todos callábamos en España y en Italia. Si nos inhibimos entonces, no deberíamos quejarnos de las consecuencias de nuestra decisión. Votar a partir de la ignorancia no deja de ser votar e implicar a un país. Después no hay derecho a la queja.


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    Javi
    2 años

    “BA se limitó al largo radio”, pues menos mal, actualmente la flota de corto/medio radio de BA es de 165 aviones. Vamos a no basar un artículo en mentiras, por favor.

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